Arrancó Flamenco on Fire en el Teatro Gayarre de Pamplona con una gala – homenaje al gran y veterano guitarrista Pepe Habichuela, que como él bien dice al agradecerle, ‘me alegro de que me le hagan en vida, no cuando esté en la caja de ahorros’.. Se le ve emocionado y feliz de estar de nuevo en Pamplona y en este teatro. Feliz por poder traer ‘el arte del sur al norte’.
En la rueda de prensa que concedió a los medios habló de su vida, de sus comienzos, desde aquel día que con quince años le dijo a su padre, Juan Carmona Habichuela, ‘papa cómprame una guitarra’. Y ahí empezó su formación, con su padre y su hermano Juan. Cuando se consideró más o menos preparado, ‘se tiró directamente a Sabicas’, y como discípulo suyo adquirió conocimientos que fundamentaron su futuro y su amistad con el maestro navarro de la guitarra.
‘Sabicas fue el que hizo de la guitarra protagonista única sobre el escenario’. Y tiene razón. Sola, dialogando, acompañando, con picados, rasgueos, trémolos, arpegios, incluso como percusión, es la protagonista…cuando la hace hablar un maestro. ‘He acompañado a los más grandes; Valderrama, Marchena, Morente, Camarón. La vida ha sido generosa conmigo, pero eso sí, ha sido una vida de trabajo, de aprendizaje. Siempre se está aprendiendo’. Recuerda la época de Torres Bermejas. ‘También he disfrutado mucho’. Por entonces tenía 20 años. ‘Ellos siguen estando ahí, con ellos me hice guitarrista profesional’.
Le apasiona el flamenco puro, clásico de siempre. Las fusiones añaden un elemento más, pero el flamenco tiene que prevalecer siempre. ‘Las fusiones me parecen bien, pero a mí que no me toquen mis palos. El respeto a la tradición es fundamental’.
Presenta la gala Miguel Morán, director del festival. ’50 años en la música avalan este homenaje y Pamplona se siente orgullosa de tenerle aquí una vez más, acercando el sur al norte’.
El maestro Habichuela comparte la gala con familiares y amigos, felices y agradecidos por estar aquí. Su hijo Josemi Carmona, su gran amigo, Jorge Pardo, que esta noche su flauta y saxo son flamenco puro, ni gota de jazz, ¡y como suenan! José Enrique, Kiki Morente, su sobrino Juan Carmona junior a la percusión junto al genial Bandolero y luego ‘la gente joven que me da vitalidad’, su sobrino, hijo de su hermano Luis que zapatea que da gloria verle y oírle, porque el zapateado es percusión por todo lo alto. David Paniagua, otro bailaor de lujo, invitado por Pepe. Tres al compás, y ya al final para la gran fiesta flamenca por alegrías el resto de la familia, empezando por la mujer de Pepe, Amparo Bengala. ¡Hasta el nieto, hijo de Josemi Carmona! en brazos de su abuela Amparo. Guitarras, saxo, cante, baile, compás, cajón, todo por alegrías ¡y olé!
La noche empieza con dos solos de guitarra del maestro, solos de palos festeros. Se incorpora Jorge Pardo con una flauta cien por cien flamenca, emocionante. Ya están los sentires en acción. Pepe le acompaña con la guitarra, marcando ritmos. Después llega el turno de Josemi Carmona con una guitarra dispuesta a contarse cuitas por flamenco grande con la guitarra de su padre. Esto requiere un acompañamiento de percusión y ahí están dispuestos Juan Carmona Junior y Bandolero con el cajón. Lo que se cuenta va por fandangos de Huelva. A continuación Habichuela presenta a la gente joven, la que le insufla vida nueva a sus setenta y un añitos- Y por ahí van saliendo José Enrique Morente, dignísimo hijo de su padre el gran Enrique y de su hermana Estrella, de quién disfrutaremos el 30 de agosto convertida en la Candela de El Amor Brujo del maestro Falla que cumple cien años. Enrique, con un excelente timbre de voz, se arranca por siguiriyas y el personal se enciende. Luego entra otro cantaor, otro joven invitado de Pepe, a quien el maestro augura un brillante futuro.
Vuelve Jorge Pardo, esta vez con el saxo para bordar unas rumbas con todo el grupo al completo. Es el comienzo de la gran fiesta que continuará con el anuncio del maestro de una despedida por alegrías, con todos los que han venido a homenajearle. Y se nota que lo hacen. La sala se pone en pie y con las palmas se une al homenaje al gran maestro, reconocido mundialmente como una autoridad, como toda una institución de acompañamiento al cante, de sensibilidad y jondura con las que ha influenciado a tantos artistas. Y ejemplo de generosidad con los jóvenes que empiezan.
Todo un señor de la música.