Vivamos con cordura, en una misión de acciones posibles que nos lleven al punto ideal. No paremos por imposturas o nimiedades. Avancemos sin miedo.
Los peligros acechan a lo largo de toda la vida. Hemos de superar los golpes de la existencia con valentía y pundonor. No nos amilanemos. Hay oportunidades aguardando.
Los gozos de las intenciones claras nos han de conducir por lugares de sosiego y de eficiencia ponderada y no ansiosa. Podemos brindarnos mucho, pero no reclamemos cantidades. Lo que importa es la calidad.
Seamos felices con lo que haya. No todo es factible, pero no está mal que lo intentemos. Permitamos la alegría a sorbos relevantes.
Nos debemos postular con sabios fines que nos otorgarán cordura y favores cargados de dignidad. Posibilitemos la esperanza. Está ahí para propiciarnos ese impulso que necesitamos para nuestros logros.