¿Quién se atreve con Óscar Wilde? ¿Quién con una de sus obras más dramáticas a desplegarla en puros detalles, a convertirla en juego de situaciones, en instalación de elementos dispersos que la hagan plenamente asequible y así poderla abarcar de un solo golpe?
Hablamos de la epístola De profundis y el que tal ha osado tiene que ser un inocente que con sus manos, como quien hace pájaros de barro, se ha atrevido a separar las lágrimas (Tears) del dolor (Affection), la pena, el desconsuelo o la pesadumbre (Chagrin) de las últimas ilusiones (Last Illusions) que, sin embargo, van seguidas y en hilera con toda intención.
Es Joel Andrianomearisoa quien tal hace. un artista nacido en la isla de Madagascar que maneja el idioma inglés, y también el francés, en su instalación.
Y ello para conducirnos, a través de las sucesivas pérdidas de la existencia de Óscar Wilde, al estanque final donde concurren ya juntas todas las negruras y decepciones que le han arrastrado hasta allí.
Óscar Wilde muere poco tiempo después de haber escrito este alegato desde la cárcel, esta carta dolorida y esperanzada a su amante, pero para él no habrá segunda oportunidad. El artista va más allá y ve en De profundis una metáfora de la vida humana sobre la tierra.
Las lágrimas están guardadas en recipientes preciosos e iguales con la leyenda Tears, mientras que la Affection, le Chagrin y Last Illusions cuelgan en velos negros de las paredes y ondean al paso de las cabezas. Pero el grueso del trabajo se encuentra en la zona central del sótano y en él la negrura y el espesor se hacen más palpables. Luego todas las partes dispersas confluirán en ese otro sótano que, a modo de aljibe, recoge todo el dolor del camino a la muerte.
La galería Sabrina Amrani se presta a esta disposición de elementos que el artista ha sabido muy bien aprovechar, pues el espacio se dispone rápidamente en escalera de bajada (en cuyo recodo un hueco iluminado exhibe las lágrimas) hacia un sótano alargado que, recogiendo la parte central de la obra toda en negro, termina en esa parte más baja, a modo de aljibe, a la que se accede mediante unos pocos escalones. Allí es donde acaba todo. Ya no hay vuelta atrás.
Como reza una de las inscripciones que adornan las paredes de bajada, «El primer amanecer de la adolescencia con su florecer delicado, su luz limpia y pura, su alegre juego de inocencia y esperanza».
- De profundis, de Óscar Wilde, visto por Joel Andrianomearisoa
Galería Sabina Amrani (Madera 23, Madrid)
Fechas: Hasta el 28 de marzo