Soy vegano, dice un joven sin saber muy bien el porqué. Quizá se ha apuntado a la liga de ser sano a costa de la salud; quizá no sabe que privar al organismo de ciertos nutrientes hace que pueda padecer determinadas enfermedades precisamente por estar desnutrido; ¡qué gran contradicción!
Todo empieza con la bajada de ingesta de productos cárnicos que pasa a no probarlos en unos meses. Todo verde; solo verde. Los datos están ahí. El 8 % de los españoles son vegetarianos y muchos son menores que comienzan a ser verdes sin que sus padres lo sepan. Ahora restaurantes y comercios con productos veganos están a la orden del día y no se raro que los «veggies» como se hacen llamar se junten ahí para continuar su filosofía de vida.
El problema radica en que desconocen cuáles son los aportes mínimos necesarios para tener una salud normal y llevar con ello una dieta equilibrada aunque no coman carne. El olvido, quizá por falta de información de frutos secos, cereales, legumbres entre otras cosas, hace que en poco tiempo tengan una bajada brusca de la masa corporal que les lleva a padecer anemia, problemas óseos y raquitismo si son menores de quince años.
Los nuevos veganos comienzan a serlo desde la adolescencia y ya en la segunda década de la vida tienen un modo «natural» según califican ellos tanto de ser como de comer. Al igual que los vegetarianos no comen pollo, carne, pescado o productos sacrificados; tampoco ingieren lácteos o huevos. Todo comienza con una dieta de desintoxicación y acaba como un modus vivendi. Otros, apuntan a que se suman a la tendencia promedioambiental por el calentamiento global o la deforestación, y otros, ni siquiera lo saben.
Quizá que famosos los promulguen como una forma de vida o quizá porque realmente desconocen cuál es la pirámide nutricional, lo cierto, es que hoy más que nunca, acuden a consultas médicas por problemas y enfermedades relacionadas con la desnutrición. Una situación que de nuevo, no ha lugar en el siglo XXI en un país avanzado.