La oferta de productos elaborados con compuestos de la planta de cannabis se ha multiplicado ampliamente desde que la OMS recomendó en 2017 que el CBD no se programara internacionalmente como sustancia controlada porque, en su estado puro, «el cannabidiol no parece tener potencial de abuso ni causar daño», y como tal no debía ser incluido en la lista, salvo cuando la producción tuviera fines farmacéuticos como extracto de cannabis.
Como consecuencia directa de esa declaración, puede decirse que el CBD está de moda, porque además de haber resultado ser una sustancia complementaria eficaz en tratamientos de numerosas patologías, aporta valor en muchos otros productos como son los aceites sublinguales de los complementos alimenticios; las semillas, infusiones, chocolates o aceites de la alimentación en general; las cremas, pomadas o aceites cosméticos; o en líquidos para vaporizadores.
Para orientarse en este nuevo conglomerado de productos es recomendable recurrir a guías dirigidas a consumidores directos como Miister CBD, porque además de hacer un trabajo de documentación sobre los distintos productos, facilitan el proceso de compra al seleccionar las mejores marcas y proveedores en Internet.
A favor de recurrir a una guía de confianza se une también el que muchos países han aprobado normativas específicas para regular el mercado de CBD, mientras que en otros se está produciendo un retraso significativo en aprobar una normativa reguladora, vacío jurídico que se soluciona a través de productos fabricados y comercializados en otros Estados que pueden no estar sometidos a los debidos controles sanitarios mínimos exigibles, lo cual puede servir de caladero para casos de fraude y estafa, que solo expertos en la materia pueden detectar y dejar fuera de su cartera de productos.
Las buenas prácticas comerciales y la aparición cada año de nuevos estudios que avalan el uso de sus productos ayudan al crecimiento del mercado de CBD en países como España, donde la climatología permite el cultivo del cáñamo y se están produciendo las primeras inscripciones en el Registro General Sanitario de Empresas Alimentarias y Alimentos, de productores de complementos alimenticios.
La Fundación CANNA indica sobre este asunto que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha concedido autorización a cinco empresas para el cultivo de cannabis con fines de investigación, y una sola autorización para la producción de derivados de extracciones de cannabis con fines medicinales, mientras que en países como Alemania, Suiza, Bélgica, Holanda, Italia y el Reino Unido hay una regulación sobre el uso del cannabis como alimento.
Además, el CBD ha alcanzado ya una utilización significativa como ingrediente en la elaboración de cosméticos, y varias empresas han lanzado líneas de productos basadas en este aceite de semillas.