Como en tantos otros casos, la figura y la obra del marido escritor ensombreció la de la esposa escritora. De Arturo Barea es de celebrar sobre todo su Forja de un rebelde, un gran libro del que se hizo una meritoria y hasta popular serie televisiva, pero de su mujer Ilsa Barea-Kulcsar apenas teníamos noticia.
Por eso es muy de agradecer que el profesor Georg Pichler nos ofrezca, en esta excelente edición de la novela Telefónica, una reseña biográfica de quien se llamaba de soltera Ilsa Wilhelmine Elfriede Pollack (1871-1948), hija de una familia judía de la burguesía vienesa, tempranamente comprometida ideológicamente con el socialismo en su país y con las luchas sociales de los años veinte y treinta.
Formó parte de la resistencia contra el gobierno protofascista del canciller Dolfus en Austria y sufrió con su primer marido Leopold Kulcsar las consecuencias de la breve guerra civil austriaca de 1934, que llevó a ambos al exilio y a Ilsa a defender con su presencia y colaboración como intérprete en nuestro país, poco después, la segunda República en la Guerra de España.
En Madrid conoció a su segundo marido, Barea, en el edificio de Telefónica donde ambos trabajaron en el servicio de prensa. La novela del mismo título, magníficamente editada ahora por Hoja de Lata, se basa en las experiencias vividas durante la guerra en ese edificio y es analizada con preciso y perspicaz detenimiento por Pichler en el estudio que hace de la personalidad de Ilsa.
La obra fue publicada por entregas (70) en un periódico austriaco, Arbeiter-Zeitung, entre el 13 de marzo y el 4 de junio de 1949, diez años después de que la autora pusiera punto final al manuscrito en una fecha marcada por el final de la guerra española, el 31 de marzo de 1939, día en que el dictador Franco dio «por cautivo y desarmado el ejército rojo» .
Es de resaltar la magnífica traducción de Pilar Mantilla.