La plantilla de El País ha rechazado mayoritariamente el nombramiento de Eva Saiz como subdirectora del periódico, decisión que ha adoptado el que será nuevo director a partir de mayo, Antonio Caño.
Nunca en toda la historia de este diario se había producido una votación tan abultada contra el nombramiento de un cargo directivo, informa la FeSP.
En la redacción comentan que Eva Saiz tiene muy poca experiencia profesional y ninguna en la dirección de equipos, por lo que creen que no reúne las condiciones necesarias para hacerse cargo de esa responsabilidad. Hace cuatro años cursó el Máster de Periodismo de El País, fue becaria durante un año en el periódico en Madrid y después ha estado dos años como colaboradora en la delegación de Washington, que dirigía Antonio Caño.
La votación, que no es vinculante para que el futuro director adopte una decisión, ha sido de 34 votos a favor de Saiz (16%), 154 en contra (72%) y 28 en blanco (12%). En febrero pasado, Antonio Caño tampoco consiguió el apoyo mayoritario para dirigir el periódico: obtuvo 97 votos a favor (42,9%), 81 en contra (35,8%) y 47 en blanco (20,8%). No obstante, el Consejo de Administración ha ratificado su nombramiento.
El rechazo mayoritario de la redacción a la futura subdirectora se suma al que mostró el pasado 28 de marzo contra el que será director adjunto, David Alandete: 49% en contra, 36% a favor y 16% en blanco. En la redacción recuerdan que no tiene ninguna experiencia en política española, porque tras cursar el Máster del diario en 2007 ha trabajado cinco años en Washington con Antonio Caño y lleva un año de corresponsal en Jerusalén.
En la votación de los futuros cargos, celebrada el jueves 10 de abril, la redacción sí votó por mayoría, con mayores o menores porcentajes según los casos, a Bernardo Martín (subdirector de la edición digital), Luis Prados (subdirector de la edición América) y Maite Rico (subdirectora de la edición del domingo).
Empezó mal don Antonio Cano, eso se llama amiguísimo y no deja prever mucha seriedad a futuro. De pronto empiezan a recorrer el camino de Liberation que sus dueños quieren transformar en una especie de centro comercial o lugar de peregrinaje para izquierdistas melancólicos…