España está inmersa hoy, 26 de octubre de 2016, en una amplía paralización de las enseñanzas no universitarias debido a que el gobierno en funciones de Mariano Rajoy no paralizó la implementación de los exámenes de reválida al finalizar la enseñanza secundaria y la de bachillerato.
La movilización se produce a pesar de que el ministro de Educación en funciones, Íñigo Méndez de Vigo, haya rectificado su propio modelo de evaluación y adelantado que no todos los alumnos de 2º de Bachillerato tendrán que hacer la prueba final, sino solamente quienes deseen entrar en la universidad.
La presión de la oposición, la comunidad educativa y que a día de hoy, aún en los colegios no sabían cuál iba a ser el destino de esos estudiantes ha hecho que no se siga con el temido cambio.
El acceso a la Universidad seguirá los mismos criterios que en años anteriores bajo la denominación de PAU (prueba de acceso a la universidad) y los alumnos tendrán que obtener una calificación igual o superior a 4 puntos para poder acceder a los estudios de Grado. La nota será calculada ponderando un 40 % por calificación de la evaluación final y un 60 % de la nota media del expediente académico del alumno de bachillerato. Esta orden ministerial del 23 de septiembre del año en curso, deberá ser aprobada por el Consejo de Ministros, antes del 30 de noviembre pero antes tendrá que pasar por el Consejo Escolar del Estado; un organismo que está sin mandos actualmente.
La única diferencia que tendrá ahora esta prueba es que se practicará en cuatro días naturales en lugar de tres, cinco para aquellas comunidades con lengua cooficial. Los exámenes incluirán temario de primero y segundo de bachillerato, no solamente de segundo como hasta ahora. Habrá cuatro exámentes de asignaturas troncales generales; Lengua Castellana y Literatura, Lengua Extranjera, Historia y Filosofía, dos opcionales y una específica.