Juan De Dios Ramírez-Heredia[1]
Cuando escribo estas líneas, cien gitanos italianos, número máximo que permiten las autoridades del país en estos momentos de pandemia, se han manifestado en la ciudad de Florencia, cerca de la Plaza de Neptuno, frente al edificio del ayuntamiento.
Han sido convocados por el «Consejo Nacional de Roma Sinti Caminanti», la «Asociación Django Reinhardt» y la «Asociación de la Nación Roma» para manifestarse pacíficamente exhibiendo banderas y pancartas, distribuyendo octavillas y manifestando con altavoces y amplificadores su indignación por la falta de atención social y de salud que sufren los más pobres del país por parte de los alcaldes italianos.
Adjunto a estas líneas el enlace a una entrevista en el Telediario italiano donde el representante gitano dice abiertamente que están ante la amenaza de un dramático holocausto.
En la convocatoria de la manifestación anunciada se recuerda a los hombres y mujeres asesinados en la Toscana y en Italia por causa del «racismo, el fascismo y el nazismo». Evocan la memoria de Marian Ciungo, muerto, quemado vivo, en Sesto Fiorentino. Y la dramática desaparición de los hijos y nietos de Victor Lacatus y Elena: Eva, Menji, Danciu y Lenuca, cuatro niños quemados vivos, bajo un puente de Livorno en Pian di Rota.
Un drama que no tiene fin: cuarenta mil ciudadanos «romaníes Sinti Caminanti», presentes en el territorio de la República italiana, actualmente están sin agua potable, sin electricidad, sin una vivienda adecuada, sin recursos alimentarios y carecen de cualquier protección de la salud: «La situación actual de pandemia, generada por el virus «Covud-19″ ha ocasionado una situación de emergencia social absoluta».
Entre las comunidades más afectadas por la crisis se encuentran las familias del campo de Viale XI Agosto en Florencia; las de Castel Romano en Roma, capital de la nación. Igualmente, la situación es de extremado peligro en Giugliano en Campania (Nápoles), así como en el asentamiento de Via Germagnano en Turín. «Nuestros niños están desnutridos y literalmente hambrientos», como lo evidencia la noticia aparecido el pasado día 21 de mayo en el telediario de la región de Lazio. Este es el enlace:
Ante la inacción política hay que movilizarse
Hay 2500 ciudadanos Romaníes Sinti Caminanti, presentes en el territorio de la región de la Toscana, que se encuentran en condiciones dramáticas. Entre ellos hay 1170 que viven en el área de la ciudad metropolitana administrada por el alcalde Darío Nardella. «Las leyes raciales están de vuelta en Italia: promulgadas por el gobierno de centro derecha Salvini-Di Maio y confirmadas por el gobierno de centro izquierda de Giuseppe Conte».
Ante este estado de emergencia, cuando lo que está en peligro es la propia supervivencia, los gitanos italianos no han dudado en afirmar: «Ha llegado el momento de movilizarnos, de salir a la calle, de romper el silencio, de vencer el miedo, la indiferencia, el cinismo, y la complicidad». Exigen la derogación de todas las disposiciones que favorecen o se muestran ineficaces contra el racismo y en especial exigen la retirada de las directivas del Ministerio del Interior sobre los «censos étnicos de las casas de los gitanos».
Unidos y dispuestos para la lucha
El llamamiento que hacen los diferentes grupos gitanos es muy claro: «Manifestamos nuestra unidad solidaria, y nos ponemos en primera fila en la lucha contra el racismo, el fascismo y el nazismo».” Es muy digno de señalar la autocrítica que hacen cuando afirman: «Hemos estado hablando durante cuarenta años, pero poco se ha hecho. Había racismo antes, hay racismo ahora. La culpa no es solo del Estado. La culpa es nuestra porque no hemos estado unidos».
Conscientes de la gravedad de la situación y sabedores de que para lograr cambiar las leyes es necesaria la participación de la mayoría de los ciudadanos, hacen una llamada al conjunto de la población para que juntos logren cambiar la situación. Tan solo ponen una condición: que en esa acción de lucha conjunta «no deben participar los corruptos».
Es emocionante oírles decir: «Tenemos que dar el primer paso. Comencemos con nuestras familias. Si el Holocausto regresa a Italia hoy, nadie lo enfrentará ni saldrá a las calles a protestar. Ha llegado el día de la lucha y del compromiso y lo comenzamos desde Florencia. Nos lo han quitado todo. Han confiscado nuestra propiedad, nuestras casas. Nos han retirado nuestras pensiones, Incluso a nuestras personas discapacitadas les han retirado los subsidios. Hay demasiado racismo. Tenemos que salir a las plazas. El racismo y el odio son un peligro. Queremos colaborar con todo el mundo para lograr la unidad, la solidaridad y reafirmar los valores humanos».
Nuestra respuesta al llamamiento
Nada más conocer lo que estaba pasando en Florencia me puse en contacto con los organizadores para decirles:
Estoy emocionado e indignado por la terrible situación que atravesáis, queridos hermanos de Italia. Tened la seguridad de que muchos gitanos españoles nos movilizaríamos para estar junto a vosotros en esta manifestación. Lo hemos hecho otras veces acudiendo allí donde podíamos unir nuestras fuerzas a las vuestras.
Me gustaría estar junto a vosotros, en primera línea, dando la cara y ofreciendo mi pecho para que los cobardes que nos matan, que nos asesinan o que nos persiguen se encuentren primero con la barrera de mi anciano cuerpo junto a vosotros, mis hermanos, para hacerles frente. Uno mis lágrimas a las vuestras. Lloro de impotencia porque ya no sé qué hacer. Tan solo me consuela el calor que siento en mis manos al estrechar las vuestras desde esta Barcelona española que está tan cerca de vuestra maravillosa ciudad de Florencia.
Sastipen thaj Mestipen (Salud y libertad)
- Juan de Dios Ramírez-Heredia es abogado y periodista. Presidente de Unión Romaní