Los niños del cura, comedia dramática y sátira acerba croata dirigida por el cineasta Viktor Bresan (How the World Started on My Island, Marshall Tito’s Spirit), es una película fallida. Con una primera parte realmente genial en clave de comedia y crítica social, y del peso de una religión fundamentalista (en este caso la católica, que se opone a que se enseñe educación sexual en las escuelas) en la pequeña comunidad de una isla dálmata perdida en el Adriático, va perdiendo fuerza a medida que avanza la trama y acaba en un melodrama realmente exagerado e innecesario.
Con alrededor de treinta años, el cura Don Fabián llega a su nueva parroquia en una magnífica isla, para sustituir al párroco que se jubila. Llevado por sus principios, y para resolver la escasez de natalidad en la isla, el joven cura Don Fabián decide primero perforar los condones con la complicidad del quiosquero que los vende en la plaza, y después aliarse con el farmacéutico para que en lugar de anticonceptivos venda placebos a las mujeres. Hasta aquí todo perfecto. Lo malo son las consecuencias que estas decisiones provocan: matrimonios forzosos, nacimientos no deseados, niños abandonados en los portales, embarazadas que se esconden y quieren suicidarse… En este momento la comedia del absurdo se transforma en ironía sardónica y el espectador empieza a sentirse abrumado por la concatenación de tanto “suceso”.
Adaptación de una obra de teatro, la película ha tenido un enorme éxito en su país (hasta el punto de ser el tercer gran éxito de taquilla desde la independencia de Croacia) y ha conseguido aplausos fervientes en el prestigioso festival checo de Karlovy Vary.