Investigadores de la Universidad de Alicante han advertido el daño que causan los rayos ultravioleta en niños y ancianos que además de producirles quemaduras afectan a la retina y a la córnea.
Las conclusiones a las que han llegado los investigadores justifican lo que ya se conocía; “la radiación ultravioleta es un factor de riesgo para nuestros ojos y produce un efecto acumulativo que podría desencadenar en algún caso en problemas en los fotorreceptores, mala visión de forma progresiva, alteraciones del campo de visión, alteraciones de la piel que rodea al globo ocular, degeneraciones retinianas, o la aparición de un pterigión, tejido que invade la córnea. El desarrollo de pequeñas pecas en el iris ha demostrado ser un potencial biomarcador de presencia de daño solar crónico ocular”.
Es frecuente ver cómo los niños en verano se pasan horas jugando en la piscina, en los ríos o en el mar sin la protección necesaria. Su cristalino es muy transparente hasta la adolescencia y con una buena gafa se podrían prevenir algunas alteraciones que les causa el sol.
Los expertos señalan que las gafas deben estar homologadas y deben llevar el sello CE correspondiente. Es frecuente ver cómo en establecimientos baratos o en la playa, nos venden gafas sin homologar de plástico con el sello falsificado.
Es suficiente que el niño esté un rato al sol directo con la debida protección para la piel y también para los ojos porque la vitamina D es necesaria para su crecimiento. Los meses de verano son los que permiten que las radiaciones ultravioletas lleguen de forma directa porque hay más horas de sol y llevamos menos ropa, no solemos llevar gafas de sol y no nos cuidamos lo suficiente. Todas estas recomendaciones se hacen extensivas a ancianos y a personas que ya tienen patologías oculares y ya han cumplido 40 años.
En España, la radiación solar existe todo el año y sería conveniente que nos protegiéramos de ella en los días con estas medidas, no solo cuando hace sol. Los días muy luminosos, nublados, también los rayos ultravioletas llegan aunque no notemos el calor, y es quizá, cuando la protección debe ser más efectiva. La exposición prolongada al sol, aunque tengamos protección es dañina para los ojos, la piel y también para el sistema inmunológico.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda medidas para protegerse de la exposición excesiva a las radiaciones ultravioleta a todas las personas:
- Limitar el tiempo que se pasa bajo el sol de mediodía.
- Elegir la sombra.
- Usar prendas protectoras, como un sombrero de ala ancha para proteger los ojos, el rostro y el cuello.
- Usar gafas de sol cerradas a los lados que den una protección de 99% a 100% contra las radiaciones ultravioleta A y B.
- En las zonas de la piel que no estén cubiertas por la ropa, untar abundantemente y renovar con frecuencia un filtro solar de amplio espectro con un factor de protección solar (FPS) de 30+. La mejor protección se logra resguardándose a la sombra y vistiendo ropa protectora en vez de aplicar filtros solares. Estos no deben usarse con la idea de prolongar el tiempo que se pasa al sol, y las personas que se untan filtro solar para broncearse deben ser conscientes de la necesidad de limitar el tiempo que se exponen al sol.
- Evitar las camas bronceadoras: el uso de estos aparatos antes de los 35 años de edad se acompaña de un aumento de 75% del riesgo de melanoma maligno. Las camas y las lámparas bronceadoras no deberían usarse a menos que sea bajo supervisión médica. La OMS recomienda prohibir su uso en los menores de 18 años.
- Proteger a los bebés y los niños pequeños: siempre se debe mantener a los niños a la sombra.
- Estimular a los niños para que tomen las precauciones sencillas descritas anteriormente evitará lesiones a corto y a largo plazo sin impedir que disfruten el tiempo que pasan a la intemperie. Los mayores deben procurar que los niños estén debidamente protegidos especialmente en la piel y ojos.
Los datos están ahí, porque el sol daña siempre, nos hace envejecer y nos causa enfermedades indirectamente.
Aproximadamente, 18 millones de personas en el mundo se han quedado ciegas a causa de las cataratas; y en números redondos el 5% de la carga de morbilidad relacionada con las cataratas se puede atribuir directamente a la exposición a las radiaciones ultravioleta. Muchas patologías oculares de niños están relacionadas con el sol. Vivir en la montaña todo el año, exponer los ojos a la luz solar cuando hay nieve, o abusar de él en verano, hace que muchas enfermedades evitables, sucedan en la infancia.
