Este título de la obra maestra de Claude Lelouch, Les uns et les autres, estrenada en 1981, con una duración de tres horas largas, Palma de Oro en Cannes ese mismo año, que narra los avatares de cuatro familias, una norteamericana, una francesa, una rusa y otra alemana a lo largo de medio siglo. No se conocen entre sí, pero dos cosas les unen, el amor a la música y la segunda guerra mundial. Este título y sus implicaciones se convirtió en mi imaginario en un leit motiv para tratar de comprender, procurando no juzgar, a los unos y los otros.
Hanna ArendtRecientemente he visto Hanna Arendt. Una historia real que encaja perfectamente en las historias de unos y otros. Hanna, famosa escritora y filósofa, se desplaza a Israel para reportar el juicio de Adolf Eichmann para Time Magazine. Ella, judía, se da cuenta de que Eichmann, es un mediocre pobre diablo cumplidor de órdenes, que no odiaba a los judíos. Simplemente había bloqueado por completo no sólo su capacidad de pensar, peor aún, había bloqueado su conciencia. Es decir, para poder resistir su circunstancia, se había creado un mecanismo de defensa bloqueante de sus capacidades humanas, se había transformado en un robot, lo que en cierto modo le convierte en una víctima del sistema, en un símbolo de la banalidad del mal. Pero hay otra cosa que Hanna cuenta, que es en lo que verdaderamente pone el dedo en la llaga, en los líderes judíos que colaboraron con los nazis, hecho terrible que llevó a la muerte a muchísimos judíos que sin esta colaboración podrían hipotéticamente haberse salvado.
Hanna no tiene en cuenta un factor importantísimo en esta historia. El instinto de supervivencia de seres humanos con distintas capacidades de resistencia en una situación límite. Llegados a este punto, es perfectamente comprensible la actitud de esos pobres líderes judíos a quienes no se puede ni juzgar ni condenar. Nadie puede saber de antemano su comportamiento ante una situación tan límite como la tortura o la pérdida de la vida. No todos pueden ser héroes. Incluso los que lo son en una situación así, no lo habrían ni remotamente imaginado antes de verse en ese peligro extremo.
Francisco de Goya pintó genialmente la situación límite en su Fusilamientos del tres de mayo. Por primera vez en la historia de la pintura transforma un hecho puntual en un universal. Oculta el rostro de los soldados del pelotón de ejecución para decirnos que la violencia no tiene un rostro específico, es planetaria, una condición humana. Los ejecutores siguen órdenes ciegamente, anulando su conciencia. Enfrente, el grupo en situación límite que de forma inminente va a morir. Ahí representa toda una gama de reacciones, con dos factores en común: Miedo e impotencia. Pero el personaje con la camisa abierta y los brazos extendidos en gesto heróico voluntario, desmiente con la expresión genuina e involuntaria del rostro su papel de héroe a la fuerza: sus ojos fuera de las órbitas nos muestran su terror, su impotencia ante la inevitabilidad de lo que va a suceder.
En esa obra pionera de la pintura moderna, Goya representa nada menos que la condición humana.
Si hay una cosa que impacta del cine norteamericano es su capacidad de autocrítica. En La chaqueta metálica, Stanley Kubrick nos muestra el proceso de robotización en seres humanos para transformarlos en auténticos killers. El soldado que no resiste, se suicida. Esto lo hemos visto in situ en la guerra más mediática de la historia, la de la ocupación de Iraq. No es cosa de entrar en detalles, pero la pequeña historia de la prisión de Abu Ghraib es reveladora, los killers y los indefensos. O la del asesinato del periodista José Couso. ‘¿qué hago?’ –preguntó el servidor del tanque. ‘Dispara’ –fue la orden. Goya otra vez.
Recientemente nos ocupamos a diario de Edward Snowden, el espía que ha desvelado algo que realmente no ha sorprendido a nadie, aunque tantos se hayan hecho los sorprendidos (e indignados). Snowden no es un héroe ni un inocente. Nadie que voluntariamente trabaje o colabore con la CIA lo es, sabe a lo que va, con conciencia que permite dedicarse a cosas incluso mucho peores que conocer secretos. Pero en un momento determinado ¿qué ocurre? ¿despierta su conciencia o muy interesadamente decide desvelar un poco muy llamativo de lo que sabe para llamar la atención de alguna muy poderosa eventual clientela? ¿es gratuito que se haya ido a Moscú, donde ha pedido asilo tras pasar un tiempo en un aeropuerto? El abierto y desmedido interés de Washington en su extradición, ¿no demuestra que saben que tiene muchísimo más material sensible para vender? Y ¿qué es Snowden en esta historia, espía arrepentido, héroe o villano? Nada de eso: Una especie muy peculiar de comerciante. Tampoco es nueva esta historia, simplemente condición humana, no hay porqué juzgarle, condenarle ni ensalzarle. A lo que estamos asistiendo es a una serie de representaciones teatrales que difieren según donde se representan y ya veremos como cae el telón. Los unos y los otros.
Pero la gran representación teatral aquí y ahora es el caso Bárcenas. No estoy refiriéndome a financiación ilegal y sobresueldos de un único partido. Ayer escribí en mi buscador “corrupción política en España” y salió una larguísima lista muy bien organizada de casos y partidos, a lo largo de años. Muchos partidos autonómicos, pero evidentemente los que se llevan la palma, como no podía ser de otro modo son los dos grandes de la alternancia política. Lo que me lleva una vez más a aquella frase del Dalai Lama en Madrid en octubre de 2003, cuando tras ser preguntado por uno de los periodistas que cubrían la rueda de prensa que “qué pensaba de George Bush”. “Pienso que es un miembro de la sociedad que hemos creado”. ¡Qué sabiduría!
Los unos y los otros, aquí y ahora. Si todos los que en lugar de servir se han servido del ejercicio de la política, tuvieran que desaparecer de la misma, directamente nos quedábamos sin políticos. Corrupción es también el empleo de distintas varas de medir, algunas formas no solo de gobernar, también de hacer oposición. Hablan de crear una ley de transparencia donde y cuando ninguno podría resistir la transparencia. Pero evidentemente los políticos solo son miembros de la sociedad que hemos creado. ¿Cómo se entiende sino que tantos corruptos e/o incompetentes hayan seguido cosechando votos hasta ahora por lo menos? Porque esos vicios, el tráfico de influencias, las comisiones ilegales, las nóminas disminuidas compensadas por cantidades en negro, etc. etc., están arraigados en esta sociedad desvalorizada, en la que la auténtica crisis es la de valores. Y se considera normal, ni siquiera es necesario el sentido de impunidad, porque no se consideraba delito.
Deberíamos preguntarnos cómo se ha ejercido la democracia en estos casi cuarenta años, en los que ciertamente muchas cosas han cambiado para bien gracias sobre todo a la dinámica social de los tiempos, en los que ha habido evolución e involución, pero siempre trapicheo. Deberíamos preguntarnos cómo sería este país todavía llamado España, si todas las fuerzas democráticas hubieran ejercido su responsabilidad con honradez, al servicio del país, de los ciudadanos del país, y si los ciudadanos honestamente también hubieran estado al servicio de su país. ¿Sueno utópica? ¡Ya lo sé! Por eso estamos donde hoy estamos.
Los unos y los otros. Bárcenas es el rey de los villanos, del que se están aprovechando tirios y troyanos. El PSOE ha debido exhalar un gran suspiro de alivio al no tener que presentar una moción de censura que no le convenía en absoluto, que pocos iban a consensuar y que iba a perder. Si hay dos partidos, a los que no conviene para nada unas elecciones anticipadas ahora, es a los dos de la alternancia política a nivel de estado. ¿Quienes han pedido dimisión y elecciones ya? Obviamente los grandes beneficiados de este caos, no hay más que ver las encuestas de intención de voto. Ha habido uno de la oposición que ha dicho que le merece más credibilidad el Presidente del Gobierno que el de Soto del Real. No sé la credibilidad que podrá demostrar el presidente el próximo 1 de agosto, pero la del de Soto es muy pequeña, al fin y al cabo es un (presunto) ladrón, chantajista y traidor a los suyos.
Tiro de hemeroteca y voy a El País, 26 de febrero de 2003: “José Barrionuevo se convirtió ayer en el primer ministro de la democracia española que ingresa en prisión para cumplir una condena. A las siete y media de la tarde, Barrionuevo y el ex secretario de Estado para la Seguridad Rafael Vera cruzaban las puertas de la cárcel de Guadalajara acompañados hasta la misma verja por el ex presidente del Gobierno Felipe González y arropados por los principales dirigentes del PSOE y por unas 7.000 personas, muchas de ellas llegadas en autobuses fletados por el partido en Andalucía y Extremadura. Barrionuevo y Vera están condenados a 10 años por el secuestro de Segundo Marey.”
Fieles a los suyos, omertá hasta el final.
Los unos y los otros, pasado y presente, no se trata ni de juzgar ni de condenar, ni mucho menos de ensalzar. Son apuntes de la sociedad que hemos creado, la de la destrucción de empleo, paro, recortes en la educación, privatización de una excelente sanidad pública, casi eliminación de la I+D+I, la del fracaso escolar en unas autonomías más que en otras, la de la desintegración territorial de España, la del germen de autodestrucción aplicado a las instituciones, a los símbolos más representativos de la identidad de país… Autodestrucción.
Y España casi siempre ausente de los intereses de los unos y los otros.
Y Goya hoy más vigente que nunca en las Pinturas Negras y las series de sus grabados, Los Caprichos, Los desastres de la guerra, los Disparates y mal que les pese a esos antitaurinos carnívoros de nueva hornada, de ‘corrección política’, La Tauramaquia.
Madrid 23 de julio de 2013.