Luis de Luis[1]
El escenario, abierto, no deja de recordarme una mesa de billar a cuatro bandas en que las bolas, todas rojas y todas blancas, no dejan de rodar y en que los jugadores comparten el taco, perfectamente encerado y dispuesto para que cada jugada sea maestra.
Y es que esos cuatro jugadores son una auténtica alineación de gala que juegan como mosqueteros a ganar la partida en buena ley, es decir, sin desfallecer y en sus propios términos.
Y es que ese escenario o tablero o refugio o escondite o, mejor, habitación la creatividad, como el amor de la canción, está en el aire y pulula por toda la abarrotada sala Nave 73 que se involucra y maravilla con la aventura que corren Elena Guevara, Noelia Márnez, Miguel de Miguel y Ángel Ramón Jiménez y de la que nada ocultan al público en esta propuesta inteligentemente pirandelliana y pertinentemente meta teatral.
Así el disfrute ( la función ) comienza cuando Guevara y de Miguel (se) plantean – como los buenos magos ante los ojos del público y sin escamotear u ocultar nada – la posibilidad de realizar una versión de la eterna “Fuenteovejuna” y a ello se disponen, ya digo, sin trampa ni cartón.
Y cuando la creatividad vibra es normal que se disparen las ideas, las interpretaciones de alta gama de los personajes ( que se comparten por lo cuatro intérpretes) , las personificaciones de los objetos ( de un cinturón a un edredón, de una percha a unas gafas) como representaciones de arquetipos , las dudas, las reflexiones, la euforia ( cabe destacar el jolgorio nupcial), las dramatizaciones, las incertidumbres y hasta algún (como se dice ahora) zasca a la ortodoxia ( las obligatorias citas a Lorca y el axioma del arma de Chejov).
Y, mientras, Guevara, Márnez, de Miguel y Jiménez van haciendo que la obra transcurra.
Y, mientras, Guevara, Márnez, de Miguel y Jiménez van buscando a Laurencia.
Laurencia ese personaje, esa mujer desafiante, rebelde, atemporal, ajena a su tiempo, extraña a su sociedad.
Laurencia la mujer que se enfrentó al orden establecido y, por así decirlo, se coló( sospecho que con la complicidad de Lope) o en “Fuenteovejuna” una obra que reforzaba el sistema ( la Monarquía) ensalzando, a la postre, sus virtudes.
Laurencia la mujer cuyo sufrimiento ante el abuso del Poder que la trataba como ganada quedo, junto con el de todas las mujeres, silenciado entre líneas y entre actos.
Y Guevara, Márnez, de Miguel y Jiménez levantan el velo de silencio valiente y digno que ha cubierto, que aun cubre a Laurencia, a todas las Laurencias desde hace 400 años, que no les ha quedado más que callar, que no aceptar, ni asentir, mientras se ocultaban en un estado interior psicológico y emocional; es decir, en una habitación.
La de Laurencia, claro; como se puede ver en esta enorme, compleja, ambiciosa y digna función.
¡Como para perdérsela!
Now it’s dark and I’m alone
But I won’t be afraid
In my room, in my room
The Beach Boys
- Luis de Luis es crítico teatral
FICHA ARTÍSTICA
DRAMATURGIA: Elena Guevara
DIRECCIÓN: Miguel de Miguel
INTÉRPRETES: Elena Guevara, Noelia Márnez, Miguel de Miguel, Ángel Ramón Jiménez
PRODUCCIÓN: Lear Producciones
ASISTENTE DE DIRECCIÓN: Rubén Casteiva
ESCENOGRAFÍA: Miguel de Miguel
ESPACIO SONORO: Irene Maquiera
DISEÑO DE LUCES: Carlos Alzueta