La Coalición por la Salud de las Mujeres (CSM) ha denunciado ante distintas instituciones defensoras de derechos humanos que el presupuesto destinado a salud deja en estado de indefensión al sector más vulnerable del país, a las mujeres indígenas.
Yolisbeth Ruiz García
El presupuesto usado en salud reproductiva y Muertes Maternas (MM), ha tenido un incremento considerable desde el 2012 hasta estas fechas, pero no se ha visto reflejado en los resultados ya que las cifras hablan de que las MM no han cedido ante las supuestas acciones tomadas en el sector salud. Esto despierta la idea fundada de que el presupuesto se pierde en corruptelas, malos manejos o la política de gasto es errónea.
La CSM señala que el presupuesto vulnera los derechos de las mujeres de grupos étnicos, ya que la propuesta del Ejecutivo elimina el Programa de Acción para la Igualdad de Género en la Población Indígena (PAIGPI), y contempla que los recursos se asignen en el nuevo Programa para los Derechos Indígenas, el cual aglutina una serie de problemáticas y aspectos, no sólo en salud.
Este panorama toma tintes alarmantes ya que en últimas fechas, los casos de mujeres indígenas que dan a luz fuera de los hospitales han ido en aumento. Con estos acontecimientos se ha puesto en evidencia la insuficiencia de servicios médicos pero también se ha notado un claro hecho discriminatorio al negar el servicio precisamente a esta comunidad.
La comunidad de mujeres indígenas está en franco desamparo puesto que los embarazos en mujeres menores de 18 años supera el 75 % y el uso de preservativos o algún método anticonceptivo es casi nulo, ya sea por ignorancia o por la negativa de las parejas. Lo cierto es que los embarazos de alto riesgo en edades tempranas en mujeres de origen autóctono, son una constante, además de que las enfermedades de transmisión sexual no son prevenibles. Es decir, la reducción de presupuesto o el mal uso de éste, las condena a la muerte prematura.
Cuanto más joven, más riesgos
Martha Juárez Pérez, integrante de Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad, denunció que las jóvenes indígenas podrían enfrentar un contexto aún más vulnerable de presentar cualquier afectación a su salud sexual y reproductiva.
El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), informó que en 2011 el 18,4 % (472.987) del total de los nacimientos correspondieron a madres menores de 19 años; de ellas, el 2,4 % (11.321) eran menores de 15 años. Es decir, una de cada cinco criaturas nacidas en 2011 tuvieron como madre a una adolescente. Con estas cifras, los focos de alarma debieron haber encendido una campaña intensa de información sobre sexualidad y prevención, sin embargo, se ha notado que lejos de que los organismos gubernamentales tomen cartas en el asunto, han puesto ojos ciegos ante tal problemática.
La CSM solicitó la asignación de recursos para que la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid) contemple el desarrollo de la sexualidad en la juventud y además se lleve a cabo una Encuesta Nacional en Sexualidad. Esta encuesta tiene como objetivo definir cifras más actuales, reconocer los problemas de origen y sobre todo, encontrar los grupos más vulnerables (ya sea por desinformación o por falta de oportunidades) en cuanto al conocimiento de sus derechos reproductivos.
Sin duda, la insuficiencia en servicios médicos preventivos, de atención hospitalaria y de educación en la salud sexual y reproductiva en los grupos de mujeres indígenas habla ya de cierto grado de discriminación, pero también de un problema de muerte de una cultura. Las madres indígenas son la columna vertebral de las culturas autóctonas y el grado de desamparo en el que se encuentran, pronostica la condena a la desaparición.
Planteo aquí, a manera de duda. ¿Las mujeres indígenas deben regresar a la medicina tradicional para lograr la sobrevivencia? Las parteras y curanderos que antes custodiaban la salud de los pueblos indígenas garantizaban la vida de la población, pero en este afán del gobierno de hacer desaparecer esas antiguas prácticas, también han negado el servicio médico, por negligencia o insuficiencia.
Como sea, las mujeres indígenas seguirán muriendo en el desamparo.