Nueva vida en Nueva York

Capítulo tercero de los amigos de siempre

cartel-Nueva-vida-en-NY Nueva vida en Nueva YorkLigera y utópica, incluso quimérica, Nueva vida en Nueva York (Casse-tête chinois, Rompecabezas chino en su versión francesa original) es la tercera entrega, dirigida por el más conocido como actor Cédric Klapisch, de la saga protagonizada por un grupo de amigos que se conocieron en un intercambio Erasmus en Barcelona (L’Auberge espagnol, Una casa de locos, 2002), y tres años más tarde se reencontraron en Londres y San Petersburgo (Les Poupées russes, Las muñecas rusas, 2005).

Igual que sus precedentes, está protagonizada por Romain Duris (el último guapo oficial del cine galo, Los seductores), Audrey Tatou (Amélie), la belga Cécile De France (Más allá de la vida) y Kelly Reilly (El Vuelo).

En esta tercera parte, Xavier, escritor en la cuarentena, decide trasladarse a Nueva York para estar cerca de sus dos hijos, que viven allí con la madre, quien fuera su gran amor. En este punto comienzan sus aventuras de novio, marido y padre, y residente ilegal en Estados Unidos, en lo que es una clásica comedia de enredo en la que la energía desplegada por el protagonista –que prácticamente corre toda la película- y un sentido del humor con situaciones bastante previsibles, pretenden suplir las evidentes carencias del guión y la sensación de más que ya visto, ya vivido, por este tipo incansable que necesita encontrarse continuamente en marcha, viajando en busca de nuevos horizontes y nuevas sensaciones.

Separaciones, nuevos modelos de familia, parejas del mismo sexo, procreación asistida, mestizaje cultural, inmigración, trabajos clandestinos, mucho ordenador y mucho chat, mucho skype e incluso algo de Google Street View… situaciones distintas de las anteriores para colocar a los personajes de siempre en la tesitura del siglo XXI (las dos anteriores entregas nos los presentaban en los últimos años del XX), para ubicarles en plena mundialización aunque al tiempo desaparezcan algunos de los encantos que tenían las dos primeras películas: el placer de perderse en ciudades desconocidas y la añoranza del personaje ausente, entre otros. Sensaciones que, al parecer, hemos extraviado para siempre, nunca más volveremos a perdernos (en ninguno de los sentidos posibles, ni siquiera el literario).

En Klapisch, ha escrito Romain Le Vern en la página de TF1, “todo va bien incluso cuando va mal. Su cine aparece como una utopía posible, más que como una visión ultra-realista del mundo. Un cine generacional que celebra la amistad en todos sus estados, incitando a quienes se quieren a no perderse de vista”. Lástima que todo esto solo forme parte de las intenciones. El resultado, si bien muy del momento, es ingenuo y banal, con un final hollywoodiense y cursi.

Nueva vida en Nueva York se estrena en los cines españoles el 15 de mayo de 2014.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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