Surgidos de entre las aguas, los «kaiju», monstruosas criaturas llegadas del más allá que recuerdan mucho a los inventos japoneses de los años ’50 (tipo Gozilla), a mitad de camino entre dinosaurio y murciélago gigantesco, llevan años en guerra con la humanidad.
Para combatir a esos monstruos, los humanos crean otros: gigantescos robots, los «jaegers», controlados al alimón por dos pilotos que se comunican telepáticamente, escuchen, «gracias a una pasarela neuronal».
O sea, película veraniega para solaz de preadolescentes, diversión estival más bien masculina porque toda la historia es una promoción de la fuerza y la venganza. Típica y casi tópica aventura fantástica de ciencia ficción a base de monstruos marinos, robots, heroicos humanos y Santiago Segura, que se estrena en los cines españoles el 9 de agosto de 2013, en 2D y 3D simultáneamente.
Una película que aporta poco a un género agotado ya hace décadas por los estudios japoneses, aunque esta vez venga firmada por Guillermo del Toro (El laberinto del fauno) y los personajes sean un antiguo piloto retirado (Charlie Hunnam) y una aprendiza japonesa (Rinko Kikuchi), la última esperanza, el equipo que acabará con el apocalipsis que amenaza a la humanidad. Para participar en la empresa, ambos tienen no solo motivos solidarios sino también personales: ella, una infancia desgraciada, él un fracaso anterior (a destacar la escena de la pequeña japonesa huyendo sola, corriendo y llorando, homenaje sin duda a la célebre niña vietnamita que hace 41 años huía del caos de una guerra salvaje, con la piel abrasada por el napalm estadounidense)
Película también de terror, aunque el miedo del espectador se diluye en el estruendo que organizan los inmensos robots en su lucha cuerpo a cuerpo con los también inmensos kaijus.