En un comunicado con fecha 23 de septiembre de 2018, en el que anuncia para hoy 24 la celebración de una rueda de prensa conjunta con la organización SOS Méditerranée, Médicos sin Fronteras (MSF) comunica que, por presiones económicas y políticas del gobierno italiano, la autoridad marítima de Panamá “se ha visto forzada a revocar el registro del Aquarius”, el barco de rescate que salva náufragos que ponen en peligro su vida intentando alcanzar las costas europeas.
La revocación «condena a cientos de hombres, mujeres y niños a engrosar el cementerio marino en que se ha convertido el Mediterráneo”, asegura MSF, añadiendo que también causa un perjuicio inmenso a la misión humanitaria vital del Aquarius, “el único barco no gubernamental de búsqueda y salvamento que queda en el Mediterráneo”.
Las dos organizaciones piden a los gobiernos europeos que autoricen al Aquarius a continuar con su misión, “intercediendo ante el gobierno panameño o adjudicándole inmediatamente un nuevo pabellón, para que pueda navegar».
El sábado 22 de septiembre, la sociedad alemana propietaria del Aquarius, Jasmund Shipping, recibió una comunicación oficial de las autoridades panameñas indicando que el gobierno italiano había «exhortado» a la autoridad maítima del país a tomar «medidas inmediatas» contra el Aquarius, y explicando que «lamentablemente , tenemos que excluirlo de nuestro registro ya que mantener su pabellón implicaría problemas para el gobierno de Panamá».
El Aquarius, asegura MSF, cumple todas las normas marítimas y respeta las rigurosas especificaciones técnicas que exige el gobierno panameño a los barcos que navegan con su pabellón.
MSF y SOS Méditerranée denuncian la inflexibilidad del gobierno italiano frente al drama de los naufragios en el Mediterráneo, y su voluntad de desembarazarse de los últimos testigos de esos dramas.
Desde el comienzo de 2018 se han ahogado más de 1250 personas intentando atravesar el Mare Nostrum. “Quienes actualmente se arriesgan a intentarlo corren tres veces más riesgo de ahogarse que los que hicieron el mismo trayecto en 2015. Probablemente, el número de muertos es mucho mayor, ni las autoridades, ni las agencias de Naciones Unidas presencian todos los naufragios que se producen”
En estos días, los guardacostas libios, apoyados por la Unión Europea, siguen interceptando un número cada vez mayor de barcos, privando a los supervivientes de poder desembarcar en un lugar seguro, como exigen las leyes del mar y el derecho de los refugiados. “En lugar de eso, esas personas vulnerables son devueltas en condiciones inhumanas a los centros de detención libios, a pesar de que muchos de ellos se encuentran en la zona de enfrentamientos de Trípoli”, la capital del país.