No sabes dónde has puesto las llaves; no te acuerdas de lo que comiste ayer; pones la lavadora y lo cierto es que ibas a poner el lavaplatos; esas sencillas pérdidas de memoria son indicativos de padecer o no el inicio de un deterioro cognitivo.
El trabajo ha sido publicado en Frontiers in Aging Neuroscience y han participado la universidad Complutense de Madrid, el hospital Clínico de Madrid y el Centro de Prevención de Deterioro Cognitivo de Madrid Salud.
Para saberlo, una sencilla prueba neurológica conocida por magnetoencefalografía, utilizada en la universidad Politécnica de Madrid, detecta las perqueñas pérdidas de memoria que sufren las personas a cierta edad; aproximadamente a partir de los 45 años. Mediante esta técnica se podrá conocer si existe la conectividad funcional entre las distintas áreas cerebrales o no.
Nuestro cerebro nos juega una mala pasado porque no da síntomas pero sí pequeñas muestras claras de que algo no va bien. La etapa preclínica de la enfermedad de Alzhéimer muestra cómo la actividad de las neuronas está alterada casi diez o quince años antes de ser diagnosticada la enfermedad.
En el estudio de esta prueba se han discriminado si las pequeñas pérdidas de memoria o quejas subjetivas de los pacientes, corresponden o no al inicio de un deterioro cognitivo importante.
“Las personas mayores con quejas subjetivas de memoria no presentan deterioro cognitivo al realizar una evaluación neuropsicológica, es decir, nuestras herramientas diagnósticas actuales los etiquetarían como personas mayores sanas y normales”, explica Ricardo Bruña, investigador del CTB- UPM.
“A pesar de ello, dichas personas presentan el sentimiento subjetivo de pérdida de memoria y deterioro, que en algunos estudios ha sido relacionado con un mayor riesgo de desarrollar alzhéimer en el futuro, algo que tratamos de comprobar mediante la magnetoencefalografía”.
Cuando los pacientes que se sometieron a la prueba manifestaban tener un deterioro cognitivo y quejas de pérdidas de memoria se encontraron que no necesariamente esas alteraciones consistían en la desconexión entre regiones posteriores del cerebro que producían una disminución de la comunicación e iban acompañadas de un aumento de conectividad entre las regiones anteriores del cerebro.
Este estudio muestra que la perdida subjetiva de memoria, incluso en ausencia de manifestaciones clínicas, produce cambios en el cerebro similares a los que se observan en un grupo de pacientes en los estadios iniciales de la enfermedad y que la magnetoencefalografía es capaz de mostrar esos cambios antes de que nuestras herramientas clínicas detecten ese deterioro”, explica López.
Utilizar la magnetoencefalografía será importante para adelantarse al desarrolo de la enfermedad de Alzhéimer en estadios tempranos y por ello, tomar cartas en el asunto antes de que el paciente de síntomas claros de deterioro cognitivo.