Los periodistas europeos nos hemos solidarizado hoy en silencio, en las sedes de los medios de comunicación y redacciones digitales, con nuestros colegas de Charlie Hebdo en París, y para que las familias de quienes han resultado asesinados por la barbarie del integrísimo religioso se sientan abrazadas por toda la profesión.
La convocatoria formal la hizo la Federación Europea de Periodistas (FIP-FEP), al menos un minuto de silencio en cada lugar, y fomentar el mensaje «Je suis Charlie» en todos los ámbitos en los que se defiende la libertad de expresión, acompañado de nuestras armas más potentes para defenderla: lápices, bolígrafos, máquinas de escribir, cámaras de foto y vídeo.
En esta ocasión no ha habido que recordarle a la sociedad que los periodistas no somos propietarios de la información, que trabajamos para que la ciudadanía esté debidamente informada y pueda tomar decisiones consecuentes, y hay que valorar los comunicados que están llegando a las redacciones desde las asociaciones de usuarios y consumidores, desde los sindicatos y los partidos políticos.
Hay que vincular esta reacción ciudadana a que el atentado se ha dirigido contra una revista satírica que ha conseguido mostrar lo peor de esos partidos y sindicatos, lo peor de la sociedad en que vivimos, sin un mal gesto, y asesinar a los humoristas supone matar también a sus personajes, que millones de personas sienten muy próximos porque expresaban públicamente en una viñeta la frustración que acumulamos al ver como Europa se configura como una unión de intereses que pisotean los derechos humanos más elementales dando paso a corrientes de xenofobia y racismo que parecían erradicadas, y que siempre han intentado cercenar la libertad de expresión.
En España, la asociación Jueces para la Democracia, en un comunicado en el que expresa su repulsa ante el atentado en París contra el semanario “Charlie Hebdo”, señala precisamente que se trata de «un ataque de enorme gravedad contra la libertad de expresión y la libertad de prensa. Y también contra todo un sistema de derechos y libertades que forma parte de lo mejor de los valores europeos. Sin libertades no puede haber democracia y los terroristas muestran desde el fanatismo su desprecio a estas legítimas conquistas de toda sociedad civilizada».
Ante la complejidad de las situaciones que provocan estos ataques terroristas, desde Jueces para la Democracia sostienen que la mejor respuesta debe ser la más eficaz utilización de los instrumentos del Estado de Derecho, sin que resulten aceptables las tentaciones de actuaciones institucionales en perjuicio de las libertades con el pretexto de mejorar la seguridad: No se puede ceder a las finalidades del terrorismo cuando pretende desestabilizar nuestras sociedades y alterar nuestro sistema de valores.
Jueces para la Democracia apela a la ciudadanía para que tampoco se deje persuadir por la islamofobia, porque hay que distinguir entre la comunidad musulmana y la actuación del fanatismo intolerante: «Al contrario, una gestión adecuada de la multiculturalidad y una integración de los flujos migratorios será una de las respuestas más efectivas contra quienes siguen empeñados en propagar el odio».
Concluyen que el trágico atentado contra el semanario “Charlie Hebdo” pretende erosionar los principios esenciales de las sociedades democráticas europeas, pero no lo conseguirán porque «nuestras libertades son el resultado de siglos de pensamiento, de esfuerzos individuales y de luchas colectivas. Nuestra ciudadanía se entristece con razón por la muerte absurda de quienes han sido un ejemplo en el ejercicio de la libertad de expresión, pero no consentirá retrocesos de ningún tipo en nuestro sistema de derechos fundamentales. Frente al fanatismo irracional en el que se basa el terrorismo, desde Jueces para la Democracia seguiremos defendiendo una sociedad estructurada sobre la razón, la democracia, el Derecho y las libertades».