La Supercopa italiana finalmente se disputará en Arabia Saudí. A pesar de lo ocurrido con el caso Khashoggi, la Federación Italiana de Fútbol y la Autoridad General de Deportes saudí han fijado este lunes 5 de noviembre, la fecha y lugar del partido, será en Yeda, -conocida como Jeddah- el 16 de enero de 2019 y la disputarán la Juventus, ganador del Calcio o Serie A y el Milán, subcampeón de la Copa.
Varias voces de asociaciones de derechos humanos, incluida Amnistía Internacional, se han alzado contra esta elección que supondrá unos ingresos de 3,2 millones de euros para cada club. Uno de los críticos ha sido el exministro de Deportes italiano del Partido Demócrata, Luca Lotti, quien mostró su oposición a jugar en Arabia Saudí. También medios y periodistas italianos señalan que jugar allí es matar de nuevo a Khashoggui y será «una vergüenza y una pérdida de valores del fútbol italiano».
Tal vez si hubiera sido Egipto el país que acogiera la Supercopa habría existido mucha más oposición. No hay que olvidar al estudiante italiano de doctorado, Giulio Regeni, de 28 años, asesinado y torturado, cuyo cadáver apareció en El Cairo hace más de dos años y del que no se sabe nada concreto del crimen, excepto que aparecen implicadas las fuerzas de seguridad egipcias. El delito del joven fue investigar sobre los sindicatos del país de los faraones.
Otras voces ponen como ejemplo a la selección de Argentina, que renunció a jugar tan solo unos días antes un amistoso en Jerusalén ante Israel, mientras ahora equipos italianos pueden jugar en un país como Arabia Saudí, que es un reino que no respeta en absoluto los derechos humanos.
El anuncio en Italia sucede unos días después de conocerse lo publicado por el grupo de investigación del diario alemán Der Spiegel, que hizo público los contratos inflados para potenciar a dos equipos, amparados respectivamente por países del Golfo, Emiratos Árabes Unidos (que preside Al Mubarak) y Catar (presidido por Al Khelaifi, vinculado a la familia real de los Al Thani), el Manchester City y el Paris Saint Germain.
Esto ocurrió con la aquiescencia de las instituciones futbolísticas, en este caso la UEFA, que encubrió las trampas económicas de estos dos clubes. Se trataba de evitar el fair play financiero que controla a los clubes europeos y contó con el apoyo del entonces secretario general de la UEFA y ahora presidente de la FIFA, Gianni Infantino.
Para completar el panorama se puede citar lo que puede pasar en el futuro Mundialito de clubes a disputar en Emiratos Árabes Unidos del 12 al 22 de diciembre. Si el argentino Boca Juniors gana la Copa Libertadores a su gran rival, el River Plate, no podrá lucir en su camiseta la publicidad auspiciada por Qatar Airways. Es más, sus aficionados no pueden ir ataviados con esa empresa, ya que debido a la política de EAU pueden acabar en prisión debido a las sanciones existentes contra sus vecinos cataríes.
Por cierto, los arrojados aficionados merengues que dispongan de presupuesto para desplazarse a Abu Dabi podrán comprobar cómo en esa zona del mundo el escudo del Real Madrid que aparece en las camisetas que venden tiene un pequeño detalle que le hace diferente: no luce la cruz en su corona. El año pasado renunció a ese símbolo tras firmar un acuerdo con el grupo emiratí Marka.
En lo estrictamente deportivo de la Supercopa italiana, será la décima vez que el trofeo se disputa fuera del país europeo, pues ha recorrido Washington en 1993, Trípoli en Libia en 2002, Nueva York en 2003, Pekín en tres ocasiones, 2009, 2011 y 2012, Doha, capital de Catar en 2014 y 2016, y Shangai en 2015.
Juventus y Milán –con siete títulos cada uno– ya se han enfrentado dos veces en la Supercopa, ambas se dilucidaron por penalties; en 2003 ganó la Juve y en 2016, los rossoneri. La última edición del año pasado la ganó el Lazio 3-2 a la Juventus.