Lola Flores: cultura popular

La Fundación José Manuel Lara ha presentado en Madrid el libro Lola Flores. Cultura popular, memoria sentimental e historia del espectáculo, del que es autor el profesor universitario Alberto Romero Ferrer, que ha ganado el Premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos 2016.

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Portada del libro Lola Flores. Cultura popular, memoria sentimental e historia del espectáculo

En el acto, celebrado el 21 de junio de 2016, se destacó que la Universidad se haya fijado en una figura de la cultura popular tan destacada a fin de acercarla al público a través de las técnicas de la crítica académica, lo que se considera un acierto y un hito.

Según Andrés Peláez, director durante 12 años del Museo Nacional del Teatro de Almagro, quien hizo las funciones de presentador, es un error que la Universidad se haya mantenido de espaldas a la cultura pop y valoró de Lola Flores no ya su buen cantar o su buen bailar de todos admitido, sino lo que él llamó su «pellizco», su desgarro, su mordiente, algo de lo que carecen otras folclóricas que eran también muy buenas pero a la vez muy santas (risas entre los presentes), y esta característica tan de Lola sólo se pudo dar, según él, de la mano de Manolo Caracol. Y fue la confrontación de estas dos figuras, el encontronazo de caracteres que fue su arte puesto en común, lo que hizo de ella una figura extraordinaria e inolvidable.

Ella quiso antes triunfar en otras muchas disciplinas artísticas (el teatro, por ejemplo, siguiendo los pasos de Ana Magnani, con la que se la comparaba, o el cine) pero sólo en el cante y el baile dio lo que llevaba dentro, cosa que ocurrió gracias a la inspiración totalmente provocadora y catártica de Manolo Caracol: «ellos se daban unas palizas terribles, se lanzaban chispas, se emborrachaban a muerte, pero luego salía lo que salía y lo que salía era único, inolvidable e irrepetible», aseguró el experto teatral.

Para el autor del libro, Alberto Romero Ferrer, más allá de los tópicos, la figura de Lola Flores (Jerez 1923-Madrid 1995) es una pieza clave en la historia de la cultura popular de la España contemporánea.

Este ensayo recorre la exitosa trayectoria de la artista en el teatro, la copla, el baile, el cine o la televisión, desde la postguerra hasta el postfranquismo. Alberto Romero Ferrer aborda sus orígenes, vinculados a la brillante escena flamenca de los años treinta, y las sucesivas encarnaciones del personaje desde los inicios de la Niña de Fuego hasta la consagración como Faraona, analizando tanto su evolución como su huella en la memoria sentimental.

Al autor de Lola Flores. Cultura popular, memoria sentimental e historia del espectáculo el itinerario de la jerezana le sirve para trazar una radiografía sociológica del país, pero también una historia del espectáculo y de las industrias del entretenimiento, en las que no dejó de brillar una artista que supo adaptarse a los tiempos sin abandonar su esencia, para convertirse en los últimos años en contradictorio icono de la postmodernidad. Transformada en su propia leyenda, siempre libre y a su modo transgresora, Lola Flores ejemplifica, desde la paradoja que suponía su gitanismo de adopción, la fuerza, la garra y el misterio de la cultura flamenca.

Alberto Romero Ferrer es profesor titular de Literatura Española, director del Departamento de Filología y del Grupo de Estudios del Siglo XVIII de la Universidad de Cádiz. Entre otros libros ha publicado: Los hermanos Machado y el teatro (1926-1932) (1996), Costumbrismo Andaluz (1998), Los estrenos teatrales de Manuel y Antonio Machado (2003), Antología del género chico (2005), Las lágrimas de Melpómene. Quintana, Martínez de la Rosa y Marchena (2007), Juan Ignacio González del Castillo: Sainetes escogidos (2008), José Joaquín de Mora: Leyendas españolas (2001) y Escribir 1812. Memoria histórica y Literatura. De Jovellanos a Pérez Reverte (2012).

  • Título: Lola Flores. Cultura popular, memoria sentimental e historia del espectáculo
    Autor: Alberto Romero Ferrer
    21’90 euros
    368 págs. + 16 láminas
Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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