Dentro de una semana me voy de vacaciones. Además de repasar la lista de lo que hay que llevar, tengo que preparar el riego de las plantas y, de repente, caigo en la cuenta de que, en la última compra semanal llené el carro… y el frigorífico está a tope!
Cuando nos ausentamos solo un fin de semana, o pocos días, es fácil conseguir no desperdiciar comida, pero si la cosa va de una o dos semanas, ya es más difícil.
Porque, la nevera o el congelador, son electrodomésticos con capacidad para extender la vida útil de nuestros alimentos, pero no hacen magia. Otro de los problemas suele ser la fecha de caducidad de los alimentos, lo que supone desechar toneladas de alimentos que realmente estaban en perfecto estado.
Existen alimentos que, por desconocimiento, tiramos al cubo de la basura y que, realmente, tienen una vida mucho más larga de la que creemos, como es el caso de: productos secos, leche (sin abrir), chocolate, enlatados y congelados, miel o quesos duros.
Por eso, ante mis nervios por temor a tener que mandar la comida al cubo de la basura antes o después, hice un repaso de lo que tenía y de lo que podía aguantar. Además, alguien me había hablado de una aplicación antidesperdicio de comida llamada Phenix. Sus consejos fueron de gran ayuda.
Alimentos que aguantan en ausencias cortas
En el caso de irnos durante pocos días la temperatura de refrigeración adecuada debería ser de entre 5ºC y 8 ºC, ya que, de esta manera, la multiplicación de patógenos será menor que si conservamos un alimento a temperatura ambiente.
En este sentido, aquellos alimentos que tienen un menor tiempo de conservación (de uno a dos días) son la carne de ave fresca, embutidos (queso, jamón, chorizo…), ternera, cordero, pescados, hamburguesas o carne picada. En el caso de todos estos, es mejor congelarlos para poder consumirlos tranquilamente a la vuelta.
Con un tiempo intermedio (de tres a cinco días) se encuentran alimentos como carnes asadas, sobras (platos preparados), ensaladas de huevo, pollo, jamón o la leche abierta. Por último, aquellos alimentos que más duración pueden tener son por ejemplo los huevos y la mantequilla: de dos a tres semanas.
Lo ideal antes de arrojar un producto a la basura es realizar el examen de los sentidos: vista, olfato y gusto. Hay que echarle un vistazo a la comida y valorar si su aspecto es el óptimo para ser consumido. En segundo lugar, olfatear el alimento y juzgar si se ha producido algún cambio. Por último, pero muy efectivo, hay que probarlo: si después de mirar y oler aún no estás seguro/a, saborea un poco el alimento y juzga tú mismo/a si su sabor es el de siempre.
De esta manera, no sólo salvé casi toda la comida, sino que aprendí a organizar mejor la compra y a evitar desperdicios. Y, de paso, a comprar más barato.
¿Qué es Phenix?
Se trata de una aplicación que te permite comprar en los comercios de tu barrio (supermercados, restaurantes, panaderías …) aquellos productos que no han vendido durante el día, y a un precio reducido.
La app se puede descargar de forma gratuita tanto en iOS como en Android. El usuario solo deberá activar la geolocalización para poder ver los comercios que tiene alrededor y salvar la cesta que más le apetezca a precios desde 2,99 euros. El contenido de estas cestas siempre dependerá del excedente del comercio, por lo que a esta iniciativa se le suma el factor sorpresa, ya que el consumidor no sabrá su contenido exacto hasta que vaya a buscarlo al comercio a la hora indicada en la app.