¿Quiere ver a sus ácaros?

Aunque vivo en un lugar cálido, el cambio de estación y las constantes lluvias han ocasionado que en pleno octubre empiece a sentirse frío; por lo que es rico meterse en una cama con sábanas recién cambiadas y un plumón.

iPad-en-la-cama-900x600 ¿Quiere ver a sus ácaros?

Y por lo que leí en un artículo del 27 de septiembre escrito por Jasmin Fox Esquelly y publicado por la BBC, ese placer no es solo para nosotros.

Lo es también para bacterias, hongos, ácaros y virus, que se dan festines con algunas de las más de quinientos millones de células que diariamente y al más ligero roce, se desprenden de nuestra piel.

Pasamos un tercio de nuestra vida en la cama, así que imagínense la cantidad de células que ahí dejamos y hacen felices a los ácaros, especie de arácnidos que detestan los lugares con mucha luz, emparentados con garrapatas y arañas y de tamaño casi microscópico, unos dos milímetros.

Los ácaros no pican mi muerden, pero pueden provocar reacciones alérgicas como asma, salpullido, tos y estornudos.

Y los investigadores afirman que pueden verse a simple vista, colocando sobre sábanas o colchón una hoja de papel negro; en la que después de un ratito, veremos moverse unos puntitos blancos.

Lo hice y en mi cama o no hay o como estoy medio ciega, no los noté.

Para combatirlos, lo mejor es la limpieza y por eso hospitales y algunos hoteles lavan sábanas y almohadas a temperaturas muy altas.

«Y muchas veces ni así pueden deshacerse de ellos», aseguró David Denning, profesor de enfermedades infecciosas y salud global de la Universidad de Manchester en el Reino Unido.

Como en las casas no se lava a esas temperaturas, almohadas y sábanas tienen alrededor de tres millones de bacterias por pulgada cuadrada; unas diecisiete mil veces más, que el asiento de un inodoro que se asea diariamente.

Además, las almohadas se humedecen con nuestro propio sudor y se crea buen ambiente para bacterias y hongos.

Eso es tan cierto, que una de mis hermanas y varios conocidos sufrieron infecciones en los ojos que casi les hacen perder la vista por almohadas que se veían limpias, pero no lo estaban, en uno de los principales hoteles de Acapulco.

Y como no es muy común que la gente lave sus almohadas, los hongos pueden sobrevivir durante años y es peor si las lavan y no se secan bien, porque los hongos crecen y se multiplican y son capaces de destruir nuestro tejido pulmonar.

Por eso los expertos recomiendan tirarlas y poner nuevas una vez al año y lavar las sábanas al menos una vez a la semana y plancharlas.

La piel es el órgano más grande que tenemos y tiene tres capas sobrepuestas: hipodermis, dermis y epidermis.

Y viven también en ella microbios buenos que la protegen y aseguran que mantengamos el balance de líquidos necesario para el buen funcionamiento de todo nuestro cuerpo.

Al conjunto de estos microorganismos que viven en piel y mucosas, se le llama flora cutánea o microbiota y no causan infecciones, ni daños; al contrario.

Unos viven en la piel permanentemente, los otros pasan sin adherírsele y los tenemos desde que nacemos.

Debido al contacto directo del bebé con la piel de la madre y después con la del resto de las personas de su entorno, la diversidad microbiana va aumentando y a los pocos meses de nacido su microbiota es similar a la de cualquier adulto sano.

Y hay que tener en cuenta que los microorganismos de nuestra piel cambian según la zona del cuerpo su grosor, pliegues, pH, vellos y glándulas sebáceas.

En su salud influyen, nuestra edad, alimentación, sexo, raza, estado del sistema inmunológico, hidratación, fármacos como antibióticos y corticoides, los productos que usamos para cuidarla, humedad, temperatura, exposición a los rayos del sol, condiciones sanitarias, estrés, intervenciones quirúrgicas y sistema inmune cuando está debilitado.

Con decirles, que hasta el exceso de lavado puede provocarnos infecciones y otros problemas cutáneos.

Y uno cree que se las sabe todas, pero en las recomendaciones para el cuidado de la piel encontré dos que no cumplo: bañarse con agua tibia y secarse con toallas suaves y a golpecitos.

Lo hice como dicen y la verdad es que el baño ni me supo, porque estoy acostumbrada a bañarme con agua bien caliente, tallarme con zacate y secarme con fricciones y toallas gruesas.

Importante para tenerla sana, es beber al menos dos litros de agua al día, no automedicarse, reducir el estrés y evitar vestirse con telas sintéticas, preferir siempre las naturales como seda, lana, algodón o lino.

Teresa Gurza
Periodista. Soy mexicana, estudié la carrera de Historia y soy Locutora, Cronista y Comentarista y Licenciada en Periodismo, pero ante todo reportera. Me inicié en televisión en 1970 y fui reportera, conductora y productora de programas noticiosos; reportera de asuntos especiales de los diarios El Día, UnomásUno y La Jornada, y corresponsal en la Unión Soviética, Checoslovaquia y Michoacán. Por razones familiares, mi marido era chileno, viví en Chile más una década. He recibido muchos premios y reconocimientos, entre ellos el Nacional de Periodismo en Reportaje y ahora radico en México y escribo artículos para Periodistas en Español y otros medios.

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