Como no podía ser de otro modo -por los años transcurridos y su repercusión en la vida cotidiana-, la quiebra de los mercados financieros en 2008 y la consiguiente crisis económica con sus correspondientes secuelas de desempleo, precariedad laboral, empresas en quiebra, desahucios y demás adversidades económicas y sociales, tuvo también sus consecuencias en la literatura española de creación.
Quimera, septiembre de 2016Si en el número correspondiente al mes de septiembre del año pasado la revista Quimera ya adelantó una entrevista con Lanchester, autor de la novela Capital (ed. Anagrama) y del ensayo Cómo hablar de dinero (Ed. Anagrama), en donde se abordan asuntos relacionados con ese conflicto, en el número de septiembre de este año Quimera se centra en los escritores españoles que han incidido en este mismo tema.
El dossier La novela de la crisis lo ha preparado la profesora Stefania Imperiale y se abre con dos excelentes artículos. El primero lo firma Santos Sanz Villanueva, catedrático de Literatura de la Universidad Complutense, para quien la ya cuantiosa literatura de la crisis ha de afrontar el reto de superar el reflejo, de evitar el sociologismo plano y elemental, de encontrar formas artísticas complejas y actuales, y de alcanzar representaciones de la vida verídicas a la vez que simbólicas.
Mauro Jiménez, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, dedica a Rafael Chirbes el calificativo de novelista de la crisis en su artículo sobre el escritor valenciano, pero no lo hace con referencia únicamente a esta gran recesión, sino a la crisis de la historia contemporánea española, que comienza en la posguerra, continúa en la Transición y llega hasta nuestros días, con el último episodio de la burbuja inmobiliaria. Nada de lo que se cuenta en Crematorio y En la orilla, dos obras clave de Chirbes, hubiera ocurrido sin lo que podríamos llamar crisis de la izquierda en España, de resultas de la traición del gobierno socialista de 1982 a 1996.
Stefania Impertiale analiza la crisis a partir de la novela negra escrita en los últimos años y Pablo Valdivia, catedrático de Literatura de una Universidad de Groningen, lo hace desde la novela rural. Por su parte, Carmen Pujante estudia la literatura que en ese mismo sentido aportan autores como Sara Mesa y José Antonio Villa.
Aparte del aludido dossier, el número 394 de Quimera ofrece una larga e interesante entrevista con el escritor Rafael Argullol, que revisa algunos de sus libros, entre los que cabe destacar La razón del mal, que el año pasado tuvo una nueva edición. Dice Argullol que el mundo está ahora más cerca de lo que trata esta obra, escrita en 1993. Esto es: de una extraña plaga que acaba con las ganas de vivir de las personas. Para combatirla, se recurre a esoterismos, que terminan finalmente en miedo y en silencio. Como para preocuparse.
Toni Montesinos se ocupa de la obra de Camilo José Cela, con motivo del centenario del nacimiento del escritor gallego. Gracias a su artículo nos enteramos de que la Asociación de Academias de la Lengua publicará una edición completa de La Colmena, sin los pasajes eliminados en su día por la censura, digna sin duda de celebrar. Fernando Clemot firma un texto dedicado al escritor egipcio Naguib Mahfuz y a su trilogía de El Cairo (Entre dos palacios, Palacio del deseo y La azucarera), que junto a Hijos de nuestro barrio y El callejón de los milagros constituyen la base de la obra del premio Nobel egipcio.