En los próximos meses las informaciones sobre las relaciones entre América Latina y el Caribe (ALC) y la Unión Europea (UE), serán frecuentes, con especial intensidad alrededor de la Cumbre UE-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que se celebrará en Bruselas los días 17 y 18 de julio 2023 en el marco de la presidencia española de la UE.
Antes de entrar en materia -lo haremos en próximos artículos-, permítasenos hacer algo de historia Desde nuestra entrada en la Comunidad europea en 1986, España ha ostentado la Presidencia en cuatro ocasiones: en 1989 y 1995 (gobiernos de Felipe González), en 2002 (gobierno de José María Aznar) y en 2010 (gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero). Nos referiremos sólo, por razones de espacio, a la anterior presidencia española a partir del 1 de enero de 2010, cuando Rodríguez Zapatero era presidente del Gobierno español y Ángel Moratinos Cuyaubé ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Según los medios de comunicación, las prioridades de Moratinos para ALC eran: i) Cambiar la posición común sobre Cuba, aunque no figurara en el programa; y ii) Alcanzar un salto cuantitativo en las relaciones con ALC, con importantes asuntos en la mesa relativos al Mercado Común del Sur (MERCOSUR), el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) o al Foro del Caribe (CARIFORUM).
Y ello en un momento en que la influencia española en la UE era cada vez menor y ni los socios comunitarios ni el Parlamento Europeo (PE) parecían estar dispuestos a seguir los postulados españoles.
Con todo se llevó a cabo una ambiciosa agenda de reuniones y cumbres, casi todas en Madrid y concentradas en el mes de mayo: Asamblea Parlamentaria Europa-América Latina, ministros de Seguridad Social UE-ALC, ministros Ciencia e Innovación UE-ALC, ministros de Desarrollo UE-ALC, ministros de Exteriores UE-ALC y las Cumbres siguientes: UE-México, UE-CARIFORUM, UE-Chile, UE-Comunidad Andina, UE-MERCOSUR, UE-Centroamérica y el día 18 de mayo en Madrid la Cumbre UE-ALC.
Los titulares de los principales medios de comunicación españoles no eran optimistas, destacando sobre todo la necesidad de impulsar la salida de la crisis económica, pero algunos de los balances realizados si lo fueron en lo que se refiere a los resultados de las actividades referidas a las relaciones con América Latina y el Caribe.
En un análisis del Real Instituto Elcano, «La UE en el mundo: actuaciones y limitaciones de la presidencia española 2010» (6 de mayo), Alicia Sorroza y Natividad Fernández Sola se referían a la complejidad de la agenda con asuntos como la aplicación del Tratado de Lisboa o la puesta en marcha del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) o el relanzamiento de las relaciones con EE.UU. Por eso los resultados estaban siendo limitados, con acontecimientos mediáticos, pero con resultados poco tangibles.
Por su parte, Estela López-Hermoso Vallejo en un artículo titulado «La Presidencia española de la UE 2010» destacaba el contexto económico difícil, por ejemplo, con la crisis de la deuda soberana en Grecia, con la que se ponía en juego el euro como elemento central de la construcción europea, al decir de Diego López Garrido, entonces secretario de Estado de la UE.
En cuanto a América Latina y el Caribe, además de las dificultades de los acuerdos con varios países, la presidencia española había tenido que lidiar con el envío de ayuda humanitaria a Haití y Chile por los terremotos ocurridos en ambos países. En definitiva, el balance era positivo, aunque mejorable.
Esther Barbé en el artículo «Entre la crisis económica y el aprendizaje institucional: la presidencia española de la UE 2010, a la defensiva», señalaba que fue una presidencia de transición y aprendizaje en lo que se refiere a la aplicación del Tratado de Lisboa y una oportunidad para un gobierno erosionado por la crisis económica. No solo se hablaba del rescate de Grecia, también de un posible rescate de España. El éxito más palpable en el ámbito de las relaciones exteriores fue la Cumbre UE-ALC, donde se cerraron el Acuerdo de Asociación con América Central y los acuerdos de libre comercio con Colombia y Perú y se relanzaron las negociaciones con MERCOSUR paralizadas desde 2004.
Por lo que se refiere a la posición común sobre Cuba, se pospuso, pero el diálogo entre la iglesia católica y el gobierno cubano culminó con la liberación de 52 presos políticos, a principios de julio, aprovechando una visita de Moratinos a la isla. Para Esther Barbé fue una presidencia de transición y a la defensiva.
Me gustaría destacar el papel jugado por la Fundación Carolina y su Centro de Estudios para América Latina y la Cooperación Internacional (CeALCI), en el que yo era responsable del Programa de América Latina, con la edición de varios libros y documentos para impulsar el relanzamiento de las relaciones UE-ALC y, de forma especial, la organización del Foro Eurolatinoamericano de Centros de Análisis: Diálogo UE-ALC. Debate y Conclusiones», celebrado en Madrid el día 13 de abril 2010, con la participación de representantes de sesenta centros, de ambos lados del Atlántico, que debatieron en torno a tres ponencias de los catedráticos Celestino del Arenal, José Antonio Alonso y Araceli Mangas, formulándose recomendaciones a la Cumbre. Por eso la relatoría fue entregada a todas las delegaciones asistentes.
Por cierto, que aprovechando la presencia de centros de ALC, en una reunión posterior con centros de la península ibérica, se crea la Red Iberoamericana de Estudios Internacionales (RIBEI), que hoy duerme el sueño de los justos por inanición económica.
Tanto el foro, como algunas de las publicaciones, fueron el resultado de la magnífica colaboración entre la Secretaría de Estado para Iberoamérica (Juan Pablo de Laiglesia), el Real Instituto Elcano (Gustavo Suárez Pertierra) y la Fundación Carolina (Rosa Conde).
Celestino del Arenal en su «Política Exterior de España y relaciones con América Latina» (Fundación Carolina-Siglo XXI. Madrid. 2011), ha señalado que los resultados de la Cumbre UE-ALC de Madrid fueron positivos con avances en todos los terrenos. A la vista de los resultados: cumbres bilaterales con México, Chile y Brasil; cumbres subregionales con CAN, MERCOSUR y CARIFORUM; acuerdos de asociación con Centroamérica; acuerdos comerciales con Colombia y Perú, que se suman a los de México y Chile que ya estaban en vigor; Mecanismo de Inversión en América Latina (MIAL); o creación de la Fundación EULAC que más adelante estableció su sede en Hamburgo siendo su presidenta la comisaria Benita Ferrero-Waldner.
La Declaración de Madrid reiteraba todos esos compromisos y estaba acompañada de un Plan de Acción 2010-2012 que definía prioridades como el Espacio del Conocimiento UE-ALC, el fomento de la interconectividad, el desarrollo de redes sociales y económicas y la intensificación de los diálogos temáticos y la cooperación sobre migraciones, drogas, educación y cohesión social.
En definitiva, para Celestino del Arenal, la de Madrid fue una cumbre relevante, como también lo fue el papel de España para impulsar las relaciones entre la UE y ALC.