El Museo del Prado nos ofrece durante tres meses – abril a junio – una nueva ‘obra invitada’ de excepción, por varias razones. Porque se trata de la única obra de Miguel Ángel en España, porque el vandalismo de la Guerra Civil la redujo a fragmentos y porque el mejor taller de restauración de esculturas del mundo, el Opificio delle Pietre Dure de Florencia, ha realizado un milagro de restauración artística, tras una compleja intervención realizada aplicando las últimas tecnologías de limpieza con láser y de reconstrucción volumétrica en 3D.
Museo del Prado. Escenografía para San Juan Bautista niño de Miguel Ángel.San Juan Bautista niño –San Juanito – es una escultura de mármol, propiedad de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli-Sevilla, que habitualmente se encuentra en la Capilla del Salvador de Úbeda. El Museo del Prado ha creado una escenografía espléndida para su exhibición en la sala 47 del Edificio Villanueva Es una obra de juventud de Miguel Ángel, anterior a la Piedad de la Basílica de San Pedro en el Vaticano y a los frescos de la Capilla Sixtina. Llegó a España muy tempranamente, como donación del duque Cosme I de Médici a un secretario del Emperador Carlos V, Francisco de los Cobos. Primero la instaló en su casa, tras su muerte pasó a decorar su capilla sepulcral que él mismo había mandado construir en su ciudad natal, Úbeda (Jaén).
Antes de su regreso a España el San Juan Bautista Niño restaurado ha sido expuesto en Florencia y Venecia . Después de su presencia en el Museo del Prado como obra invitada, regresará a su hogar, la Capilla de El Salvador de Úbeda.
La obra y su historia
Vasari y Condivi, biógrafos de Miguel Ángel , narran que a su regreso a Florencia desde Bolonia, un primo de Lorenzo el Magnífico, Lorenzo Pierfrancesco de Medici, le hizo su primer encargo, una estatua de mármol de San Giovaninno. La costumbre florentina era seguir el modelo del San Juan Bautista de Donatello, pero Miguel Ángel le representó como un niño de unos siete años. Se basó en modelos de la época helenística griega, utilizando un recurso estético postural que repetiría en obras posteriores. Apoya la pierna izquierda ligeramente doblada sobre una roca, con lo que crea las elegantes líneas oblicuas de la composición. Los brazos doblados, la cabeza ligeramente inclinada y el cuerpo desnudo, recuerdan la época clásica de la que Miguel Ángel era un gran admirador, como esencia y razón del Renacimiento.
En los años finales del siglo XV la obra estuvo en el palacio florentino del comitente, Lorenzo Pierfrancesco, quién también fue mecenas de Sandro Boticelli. La donación al secretario de Carlos V, tiene su origen en el hecho de que Cosme I de Médici consigue establecer su poder en Florencia en 1537 gracias al apoyo del Emperador. Adquiere entonces el Palazzo Vechio y las colecciones de Pierfrancesco. Tenía razones para agasajar al secretario Francisco de los Cobos y lo hizo regalándole el San Juanito, que fue enviado a España ese mismo año.
La restauración
En un acto de vandalismo cometido a comienzos de la Guerra Civil, en julio de 1936, la escultura quedó rota en pedazos y la cabeza fue quemada. Solo se pudieron recoger catorce fragmentos, el equivalente al 40% de su volumen original. El delicado y complejo proyecto de recuperación de la obra empezó en 1994 en el Centro de Restauración de Florencia. Se utilizaron para ello tecnologías punteras, como el uso del láser para limpiar la superficie negra y abrasada de la cabeza, o la reconstrucción virtual en 3-D de la escultura completa basándose en fotografías tomadas poco antes de su destrucción. Una vez montada la estatua con los fragmentos originales de mármol, se integraron las partes perdidas, realizadas con fibra de vidrio y luego estucadas, entonadas con témpera y selladas con cera y barniz. La escultura recuperada fue presentada al público florentino en 2013, al veneciano en 2014 y ahora, hasta el 28 de junio la disfrutaremos en el Prado.