Escribir no es ninguna ciencia pero sí debe ser un acto de perseverancia y honestidad. Quien escribe para nadie más que sí mismo no sólo estará siendo genuino sino que podrá llegar a más personas, por el simple hecho de expresar sin limitaciones aquello que le aqueja o le gusta o simplemente quiere que el resto conozca.
Muchas personas comienzan cursos de escritura cuando quieren conectarse con ellas mismas o plasmar aquellas ideas que siempre rondaron su cabeza y nunca bajaron al papel o a la computadora. Estos cursos son ideales para quienes estén interesados en profundizar en distintos mundos e historias.
Los mejores cursos de escritura son los que impulsan a los estudiantes a practicar a través de diversos métodos, con inicios básicos como la caracterización de los personajes y el detalle del contexto, el hilo conductor de la historia, el objetivo de la trama y lo más importante: sostener la atención del lector durante todo el relato.
No hay reglas ni leyes en la escritura y eso es lo que la hace una disciplina entretenida, distendida, que ayuda a aliviar los momentos de tensión e incluso a poner en palabras los sentimientos que no se definen hasta no plasmarse. Sin embargo hay claves que un escritor o escritora deben tener en cuenta al momento de elegir qué tipo de texto hacer.
¿Un mensaje de texto cuenta como escritura?
Las novelas, las noticias informativas, los cuentos cortos, los relatos de no ficción, las crónicas y los ensayos son algunas de las infinitas formas de redacción que existen. Los mensajes de texto, los títulos de las noticias, los carteles que pegamos en toda la casa para recordar un turno en el doctor: todo el tiempo escribimos.
¿Te has preguntado en qué momento perdiste conexión con la escritura? Puede que muchas veces suceda igual que con el dibujo. El mundo adulto carga responsabilidades que ocupan mucho tiempo y para dibujar y escribir se necesita nada más y nada menos que tiempo para practicar, concentrarse y disfrutar.
Aunque todo el tiempo se escriba, en las redes sociales, en las listas del supermercado, en las cartas que le escribimos a veces a algún familiar, en los correos electrónicos, el ejercicio de la escritura tiene que ser consciente y honesto para poder recrear una historia con todos los ingredientes.
Para escribir un relato corto, lo primero que debes definir es la temática, una vez planteado lo que quieres contar lo demás será sencillo y relacionado a cuestiones técnicas, de ortografía, de ordenamiento del texto y gramatical.
Define la temática
¿Tu relato será de ficción? ¿Será un cuento corto basado en hechos reales? La historia siempre atrapa en los primeros renglones y es por eso que debe estar clara mucho antes de comenzar a escribir. Puede que el final, algunas decisiones de los personajes o detalles cambien a medida que la historia avanza pero procura que la idea del inicio esté clara.
Elige el narrador
El narrador es quien contará esa historia y antes de escribir hay que decidir cuánto sabe, es decir, si será protagonista, testigo, omnipresente o equiescente. El primero contará la historia desde su punto de vista, él será el principal en su relato y sabrá todo lo le pasa aunque estará ajeno a saber lo que piensa y siente el resto.
El narrador testigo sabe prácticamente lo mismo que quien lee, lo acompaña en su lectura y juntos descubren las posibles soluciones al problema inicial que se plantea y también los posibles culpables a los delitos. Este narrador suele narrar los cuentos de terror o de investigaciones. No tiene más información que la que descubre a través de la observación.
El narrador omnisciente cuenta la historia desde afuera, elige la tercera persona del singular para hacerlo, cuenta el relato con toda la información y la va soltando poco a poco para que el lector no se abrume y a la vez no pierda el interés. Conoce los sentimientos, pensamientos y acciones de todos los personajes de la historia.
Por último, el narrador equiescente es aquel que nos cuenta la historia también en tercera persona pero sólo conoce los sentires de uno de sus personajes, ya que relata desde una única visión, que puede ser uno de los protagonista o un personaje secundario.
Estructura narrativa
El inicio, el nudo y el desenlace deben estar presentes y claros en todo el relato y esto puede diagramarse a través de la estructura de la narración. Si, por ejemplo, hay algunas dudas acerca del inicio del relato se puede pensar en una escena en un lugar determinado y darle vida al personaje a través de una acción.
Tiempo verbal
No es lo mismo contar en presente, en pasado o en futuro. El tono y el tiempo con el que se narran los hechos son importantes porque le dan potencia a la acción. Por ejemplo, si se escribe: «El sintió un dolor en el pecho» no tiene el mismo impacto que; «El siente un dolor en el pecho». En el primer caso se cuenta desde un lugar lejano y en el segundo se transmiten los nervios y el impacto.
Definir la extensión
Este punto es relativo ya que si la longitud del texto determina su posterior éxito, es decir, está pensado para un concurso o festival donde haya que postularse, entonces es necesario saber que lo que se cuenta debe responder a ciertos tipos de limitaciones: caracteres, palabras o páginas.
El final
Así como cada parte del relato debe estar clara o al menos debe tener coherencia literaria para el propio autor, el final es lo último que se lleva de esta experiencia de lectura y, por lo tanto, debe tomarse en serio. Se puede optar por un final cerrado o abierto pero siempre que actúe como cierre de aquello que se cuenta, que pise fuerte en la mente de quien se encuentra con un cuento y lo quiere terminar.
Si bien no es necesario seguir estas reglas de forma estructural, es importante tener en cuenta que cada paso cuenta para lograr una historia armoniosa, ordenada y que dentro de su propio sentido los lectores le busquen y encuentren el propio. Un buen relato es aquel que es visitado más de una vez.