Desde el año 2000 algunas personas toman marihuana sintética, conocida en el mercado como K2 o Spice; una sustancia de cannabinoides sintéticos que se comercializa ilegalmente en España.
Aunque con el término marihuana se ha considerado una droga segura y legal, en los controles toxicológicos de su estructura química, se han percibido una serie de hierbas que generan efectos adversos muy peligrosos para la salud. Los cannabinoides sintéticos de algún modo, imitan la apariencia y los efectos psicotrópicos de un compuesto de la marihuana descubierto hace décadas, que activa los receptores del cerebro, y los sistemas nervioso e inmunitario.
Entre los daños percibidos en urgencias médicas destacan los ataques epilépticos, las convulsiones, el daño renal, la cardiotoxicidad, los infartos, la ansiedad y la psicosis así como tolerancia, abstinencia y dependencia. En los últimos meses se han dado 20 muertes cuya consecuencia directa es el consumo de esta droga.
Otro de los riesgos que no está valorado, es que estos estupefacientes se adquieren por Internet y por tanto, se desconoce la procedencia y la fabricación de los mismos. En la investigación se ha visto cómo no solo cambia el lote farmacéutico sino también la cantidad de agente farmacológico activo.
El estudio llamado, «Mezcla sintética, no es la marihuana de tu abuelo» se ha publicado en la revista Trends in Pharmacological Sciences e indica que Spice es más potente que el compuesto psicoactivo primario detectado en la marihuana. De hecho, señalan, son estupefacientes muy eficaces que tienden a activar el receptor del cerebro y el sistema nervioso a un grado mayor que el que logramos con el compuesto primario de la marihuana.
No por ello, los autores del estudio descartan el potencial terapéutico de los cannabinoides, controlados y pautados para evitar los efectos adversos de enfermedades crónicas. Esto, no se relaciona con la marihuana, añaden.
«Que lleve el término marihuana en la etiqueta no significa que sea seguro; ningún compuesto sintético de esta droga lo es», advierte Prather, uno de los investigadores.