Con un reparto espectacular – Kristin Scott Thomas, Patricia Clarkson, Bruno Ganz, Cherry Jones, Emily Mortimer, Cillian Murphy, Timothy Spall– la comedia negra ácida “The Party”, de la realizadora británica Sally Potter (“Ginger & Rosa”, “Orlando”), es «una reflexión sobre los partidos políticos y su lenguaje, su relación con la verdad, (…) sobre lo que nos pasa cuando la verdad se ve distorsionada en la vida personal y en la política”.

Con un casting de grandes actores imposible de superar, unos diálogos soberbios y envenenados que dejan entrever lo que cada uno de los personajes esconde, y una fotografía casi expresionista en blanco y negro, esta metáfora de la Inglaterra anterior al Brexit es un retrato de las angustias, las desilusiones y los resentimientos de unos tipos que desnudan sus sentimientos cuando son capaces de abandonar la moral establecida y escapan a las obligaciones de su clase social. Unos tipos que se quieren y se detestan alternativamente, encerrados en el reducido espacio de dos habitaciones de una casa, tan propicio a la cristalización de las pasiones y al estallido de las angustias más recónditas, donde las iniciales conversaciones sobre política van diluyéndose para dejar paso a un vitriólico desfile de problemas de la sociedad británica actual, a la representación de los estereotipos de una burguesía que define principios que no respeta y disimula hipócritamente.
A pesar de lo que pudiera pensarse, no es teatro filmado. «The party» es una de esas raras joyas cinematográficas que, con un tono ligeramente ácido, aciertan a dar un repaso elegante y sin piedad a las costumbres de un época y una clase.



