Ser o no ser
Esa es la cuestión. La isla vuelve a ser una gran Bretaña. Un lugar en donde ya no entra el euro porque ellos han sido preguntados. Entramos en el día histórico por excelencia; una pregunta de examen de la futura reválida. The times, they are a´changin´ (Los tiempos están cambiando), como diría Bob Dylan. Un momento histórico que será, como no, estudiado en los libros de historia, junto con otros hechos de esa gran nación que convulsionaron el mundo y sobre todo Europa.
¡Ay, la vieja Europa! Su Graciosa Majestad, ya en una edad avanzadísima, está viviendo la nueva historia del siglo XXI; esa que han decidido los hijos de la Gran Bretaña en un momento convulso, lleno de expectación que dará sin lugar a dudas a una generación nueva de votantes que no sé si hoy, saben las consecuencias de su temida decisión.
Según palabras de Jean Claude-Juncker, presidente de la Comisión Europea, quien advirtió hace unos días que no habría negociaciones con el Reino Unido cuando ellos hubieran decidido salir. Eso ya es una realidad que como ha citado Cameron hay que respetar. La salida es la salida con lo cual, la fórmula habrá que adoptarla desde hoy, 24 de junio de 2016.
Un primer ministro que abre la veda para que el siguiente, en estos meses y quizá años, considere la fórmula para salir del conjunto de lo que hoy llamamos aún Unión Europea.
David se va. Otro vendrá que bueno te hará. Adopta las consecuencias de su sugerencia y sobre todo, de lo que ha supuesto la decisión, importante decisión que han adoptado los británicos.
¿Fueron informados del efecto Brexit? Aún no lo sabemos, pero quizá, lo que viene después de este día, suponga una evidente desenlace que llevará a las bolsas y a los inversores al lugar en donde hoy, están; una caída sin precedentes.
El pánico del día de San Juan. El Brexit se apropia de los mercados y del Ibex 35. La incertidumbre es máxima, y a partir de hoy, habrá un antes y un después del 23J. El desplome del 15,9 % y caídas en el sector bancario que habla ya de pánico, de shock, de una situación palpable a pocas horas del referéndum. La libra esterlina ha bajado más de un 11 % frente al dólar. El euro no se ha librado del referéndum y el oro se aprecia más del 5 %. Las consecuencias del disparo de las bolsas también ha influido en el petróleo y la prima de riesgo en España (diferencial con los bonos alemanes a diez años) se ha disparado hasta los 190 puntos básicos.
La activación del artículo 50 del Tratado de Lisboa regularía la retirada de un Estado miembro para romper los actuales vínculos, exactamente el camino adoptado por el pueblo británico que ahora deberá articularse cuando se vea cómo comenzar el camino de la retirada. A posteriori se establecería la fórmula de reconstrucción de un nuevo vínculo que determinaría las condiciones de una futura relación con los restantes miembros de la Unión.
Esa es la otra cara de la moneda. La inmediata es el anuncio de su dimisión. El primer ministro ha sido responsable como lo son la mayoría de los mandatarios que asumen sus errores y son consecuentes con sus aciertos; esos que hoy, no lo son tanto. Nos preguntamos siempre si los referéndums a pesar de ser actos democráticos pueden generar desastres de esta magnitud. Suponemos que todo el mundo está informado pero no nos damos cuenta que esa realidad es bien distinta cuando no todas las personas que están en democracia saben las consecuencias de una decisión tomada a la ligera.
Las consecuencias y la incertidumbre no han hecho nada más que llegar en este verano que se precipita y llegará a ser uno de los más convulsos del siglo. El domingo, España dará otro paso a favor o en contra; son los resultados de una comunicación incorrecta por parte de los grupos políticos, la falta de acuerdos y pactos y la falta de consistencia de un gobierno que prometía y no logró consolidarse para seguir.
Nosotros también tenemos un compromiso. España puede comenzar a emerger o precipitarse en unas nuevas elecciones; consecuencias imposibles de otro estado de la Unión Europea; esa que se resquebraja hoy por el brexit, que nos desalienta y que no deja de sugerirnos que entramos a ver un paisaje difícil y comprometido en un entorno duro y complejo que comienza hoy; la nueva era de la vieja Europa.
¡Qué cosas!