El día 10 de octubre se celebra la XXV edición del Dia Mundial de la Salud Mental; una efeméride impulsada desde el año 92 por la Federación Mundial para la Salud Mental con ayuda de la Organización Mundial de la Salud, cuyo objetivo es sensibilizar e informar a la población acerca de los trastornos mentales, las necesidades de los pacientes o las estimaciones que se prevén para los años venideros.
Cerca de 1700 millones de personas padecerán un trastorno mental a lo largo de su vida. El informe sobre el estado de los derechos humanos de las personas con trastorno mental en España visibiiza algunas de las principales vulneraciones de derechos humanos que sufren a diario. A día de hoy aún se siguen aplicando dispositivos de contención y aislamiento antes de valorar otras alternativas menos lesivas que atentan contra los derechos de las personas. Es curioso y no deja de ser alarmante que ha habido un mayor empoderamiento de los hombres con respecto a las mujeres aunque estas se mantengan en el rol de cuidadores. Tratos inhumanos o degradantes que todavía sufren las personas con un trastorno mental, así como un estigma que permanece en la sociedad por falta de información.
Actualmente un 25 % de los españoles sufre un trastorno mental y si no ha sucedido, sucederá en los años venideros. La crisis profunda que atraviesa el país conduce a situaciones que deterioran necesariamente la salud mental: la falta de seguridad, la falta de recursos económicos y no ver la luz al final del túnel lleva a las personas a padecer una patología psiquiátrica que es sobrevenida porque los acontecimientos han cambiado radicalmente.
En el caso de las bajas por depresión ha existido una disminución durante la crisis ya que por miedo a perder el empleo siguen trabajando sin manifestar una situación emocional que no solo tienen sino que empeora.
A todo esto hay que sumarle los recortes sanitarios que han influido en el aumento de casos ya que salud mental padece una falta de recursos crónica; del gasto sanitario solamente se invierte un 5 % y esto no guarda proporción con el grado de discapacidad que producen estos trastornos; un 12 % del total. La estancia media en centros públicos ronda los 20 días y la de los privados, 50.
Es muy importante que la sociedad distinga entre las patologías que engloban enfermedades mentales que producen los trastornos psicóticos, el trastorno bipolar, y otros trastornos de la personalidad como el obsesivo-compulsivo, frente a otras enfermedades no menos importantes pero que no son crónicas normalmente como son la depresión, la ansiedad, los trastornos somatomorfos y las adicciones.
El mayor dolor para estos pacientes sigue siendo el estigma de la salud mental, ya que se dice que están locos, que son personas impredecibles, violentas e incurables; cuando en la mayor parte de los casos esto no es cierto y no se corresponde con la realidad en absoluto. La desinformación hace que la sociedad aparte necesariamente a estas personas y progresivamente pierden la autoestima, reducen su autoconfianza y eliminan las posibles iniciativas que les lleva a tratarse. De esta forma, acaban siendo individuos aislados que restringen actividades sociales porque son tildados de enfermos. Las valoraciones que en ocasión realizan los medios de comunicación y la forma de tratar determinadas informaciones hace que se generalice la forma en la que la sociedad concibe la enfermedad mental en su conjunto; un rechazo que confunde necesariamente a la población.
Por ello en el día de la salud mental, el lema es la Salud mental en el trabajo; emplear sin barreras y sobre todo, trabajar sin máscaras. Se promueve reducir los prejuicios, demostrar que no están justificados y sobre todo, quieren llamar la atención sobre el valor de la promoción del bienestar en los lugares de trabajo. La salud mental está ignorada por la empresa y es un aspecto clave en la salud general de los trabajadores. Una de cada cinco personas experimenta un problema de salud mental y este dato va en aumento.
Manifiesto del Dia Mundial de la Salud Mental 2017 (texto del Comité pro salud mental en primera persona de la confederación de salud mental de España)
¿De qué materia están hechos los sueños?
«Amanecía un nuevo día en una sociedad donde la gente vivía en plenitud. En la hora del alba, al despuntar el sol, de los hombres y mujeres brotaba con entusiasmo el propósito de esfuerzo; entregándose a las tareas más variadas. Tal era así que cada uno sacaba lo mejor de sí mismo y, al hacerlo, la sociedad le premiaba gustosamente con un plan de vida independiente: un hogar y un trabajo que, aunque pequeños, resultaban más que suficientes. El ingeniero, la maestra de escuela, el mozo de almacén…, todos proyectando su energía hacia el mismo horizonte: la superación y esperanza renovadas. Y así un día tras otro, haciendo saltar como resortes las barreras que, por injustas, iban quedando en evidencia».
Hagamos que la magia de lo invisible vaya ganando terreno a la realidad.
Todos tenemos grabados en el alma los signos de la lucha y del sacrificio. No podemos esconder nuestra naturaleza, y menos aún, nuestras destrezas y nuestros oficios; cuando nos dan oportunidad, nuestras habilidades afloran de manera natural. Por eso clamamos por la fundación de un nuevo principio: “Trabajar sin máscaras; emplear sin barreras”.
Cuando la claridad nos ilumina, las máscaras no sirven de nada. Lo auténtico, lo que somos verdaderamente, está en nuestro interior; y cuando la luz fluye desde dentro, sucede algo grande: la conexión entre las personas.
Si entre todos actuamos de forma positiva y consciente; si desarrollamos los vínculos que provienen de nuestro corazón, alumbraremos una sociedad sin barreras y sin exclusión, y ya no quedará talento perdido por el camino.
Viene al caso el ciclista al que, en plena carrera, se le revienta una rueda y no encuentra recambio. Camina junto a su bicicleta sin dejarla atrás hasta que sale al encuentro alguien que, de buena gana, le ayuda a recomponer sus piezas y, entonces, vuelve a circular con normalidad. Nosotros hemos puesto a punto nuestra mente, nuestra voluntad, nuestras ganas y nuestra motivación. Ahora ansiamos cruzar esa meta que es el compromiso y la participación.
La inserción sociolaboral es un fundamento inaplazable para la recuperación de cualquier persona. Como necesitamos el aire, también necesitamos desempeñar un rol psicosocial que refuerce nuestra autoestima y, así, nos ayude a la consecución de objetivos concretos. El sentido de la responsabilidad, el sentirse útil, el cumplir con unos horarios y establecer rutinas, son hábitos de vida saludables.
No ha de ser bueno fingir lo que no eres. Quizá el reto consista en conseguir que nos valoren por nuestras capacidades, no por nuestras limitaciones. Podemos gustarte en mayor o menor medida pero, al menos, tratamos de ser personas auténticas.
La autenticidad es una virtud que hay que poner en valor; mostrarse como uno mismo, con nuestras virtudes y defectos, y tratar de reinventarnos cada día para ser mejores personas y aportar lo más valioso que llevemos dentro.
Para llevar a cabo este propósito y poder desempeñar una labor social, es necesario crear un ambiente de trabajo saludable, adecuado y adaptado a las circunstancias de cada persona y cada trabajador, teniendo en cuenta las características del puesto laboral y desde el respeto a la diversidad.
“Nunca se vio tanta materia en la noche, ni tanta aura alrededor”.
“Trabajar sin máscaras; emplear sin barreras”.