El 5 de julio cumple 90 años una actriz maravillosa que a estas alturas de la vida, y con la que está cayendo, sigue llenando la pantalla con su saber hacer profesional, con su gesto, atrayendo la cámara con su sola mirada.
No suficientemente conocida porque en esta farándula o profesión del cine o la televisión solamente suenan los nombres de los actores principales, secundarios o de reparto, quedando los demás relegados a lo que yo llamo “carne de casting”, pero sin cuya presencia sería imposible la existencia de este oficio. Se llama Victoria Ortiz de Zárate y la conozco como colega de profesión al haber coincido en algunos trabajos y castings varios en busca de los más diversos papeles.
Victoria hace principalmente publicidad, además de cine y televisión, y a buen seguro la habrán visto ustedes en más de un anuncio. Uno de Coca Cola fue memorial, haciendo junto a otra colega el papel de dos chicas que a modo de juveniles colegialas se vuelven a encontrar a estas alturas de la vida. Me comentan que en América fue un éxito, formando ya dicho anuncio parte del archivo de la compañía. Para conmemorar el 85 aniversario de Iberia hizo otro anuncio contando la vida y peripecias de las azafatas de los primeros tiempos, en el que decía, entre otras cosas: “Es un privilegio poder volar”, pero lo que realmente resulta un privilegio es verla actuar, estar al pie del cañón a primera hora de la mañana para hacer las pruebas correspondientes.
Tuve la suerte de trabajar con Victoria Ortiz en una película todavía no estrenada en la que ella hacía el papel de una señora que va en una silla de ruedas por eso que llaman Centro de la Tercera Edad, y la cámara la seguía a ella, porque llenaba la pantalla con su presencia. Pero creo que donde realmente está genial es en el cortometraje dirigido por Javier Marco “La soledad de la luna”, donde sin llegar a pronunciar palabra, solamente con la fuerza de su mirada, Victoria habla con esa luna de un pasado eterno junto al compañero que se fue y un presente efímero, todo en el formato del metraje.
Probablemente Victoria Ortiz nunca gane un “Goya”, como sucederá con tantos otros extraordinarios actores y actrices que pululan por esta profesión en busca de fortuna pasando desapercibidos y a la espera de oportunidad, pero de lo que no cabe duda es de que dejará una huella en una profesión de la que solamente se conoce la parte bonita, vista desde la tranquilidad del sofá, la butaca y las palomitas, pero que tiene su trasfondo de trabajo y sacrificio. Y en ese espacio Victoria sigue a punto de cumplir 90 años al pie del cañón, dando existencia real a unos personajes a los que llena de vida con su saber hacer artístico.
¡Feliz cumpleaños Victoria, amiga, compañera de profesión, y que cumplas muchos más!