Vivimos el silencio del día, con sus tonos de brillo, con sus calores incipientes, con sus voluntades, con sus coloridos, con sus llantos, con sus risas, con sus verdades, con sus mentiras.
Vivimos en una extraña contradicción que nos sabe a certezas e hipocresías. Nos experimentamos con nobleza, y también detectamos deslealtad.
Nos cansamos. Nos causamos. Nos reverdecemos. Nos maravillamos, con los silencios, con sus escuchas.
Es como un eterno retorno pero sin mito. Nos brindamos a cada segundo. Lo exprimimos. Hay mucho que contar, mucho más, pero prefiero vivir en el silencio, en el todo, en ti.