El sábado 2 de abril 2016 se inició el XVI Festival Flamenco Ciudad de Majadahonda con la actuación estelar de la ganadora 2015 de la Lámpara Minera en el Festival Internacional de las Minas de La Unión, María José Pérez, compartiendo protagonismo con el maestro de la guitarra flamenca Antonio Carrión. A las palmas Diego Montoya y Juan Maya, apellidos de tronío en la historia del flamenco.
La cantaora ya tiene mucha historia en festivales españoles y franceses. Festivales de Jerez, Bienales de Málaga y de Sevilla, Festival de Tarantos de Almería, de las Minas de la Unión, de Toulouse…participación en varias producciones de Mario Maya y más.
Como tantas estrellas del flamenco de última generación, la almeriense María José Pérez es universitaria, titulada en logopedia, carrera que ha ejercido con niños y jóvenes y consigo misma. En flamenco es autodidacta, aunque su familia es aficionada de siempre, ella es la primera que se dedica profesionalmente al cante. Su aprendizaje se ha basado en escuchar cantes, tanto de sus colegas actuales como de históricos.
Tiene una gran voz, modula, abre, arrastra y cierra muy bien. Se nota que es una voz muy trabajada, una voz que se ha ido haciendo a base de esfuerzo. Pero hay algo que tiene que trabajar más, la armonía corporal, tan importante en estos cantes si se quieren transmitir emociones. En los agudos dramáticos sus brazos y manos no se integran en ese todo armónico que es quizá la característica principal en el flamenco, tanto en el cante como en el baile, en que la voz y el cuerpo se funden en una única cadencia integrada. En el concierto del sábado en la Casa de la Cultura Carmen Conde, se hubiera agradecido que el volumen de su micrófono hubiera estado media nota más bajo por lo menos. En los agudos, el volumen excesivo en sala afectaba a la tonalidad. María José no tiene que demostrar que posee una gran voz, como se pudo apreciar en los dos cantes a capella que regaló al público al final del concierto. Ahí estuvo genial.
Ella que viene de los campos de Almería, regaló al respetable con algunos palos de la tierra, mineras, tarantos, tonás y fandangos. También incluyó en el concierto una hermosa serie de seguiriyas, soleá, alegrías, tanguillos y un estupendo final por bulerías. El repertorio fue de lujo, brilló especialmente en los cantes festeros, y aspectos mejorables aparte, María José demostró todo el tiempo porqué ha sido merecedora de esa valiosa Lámpara Minera, quizá el más prestigioso galardón flamenco.
La guitarra del maestro Carrión
Este sevillano de Mairena del Alcor, Antonio Carrión, viene de una saga flamenca que se remonta a tres generaciones. Sobrino nieto del cantaor Cancuna, que compartió escenarios con Antonio Mairena; hijo de otro cantaor, Carrión de Mairena, su maestro desde niño. A los trece años ya grabó un disco y desde entonces no ha parado como acompañante de grandes cantaores y como intérprete. Ha actuado en escenarios internacionales, en festivales y eventos. Sus galardones le avalan como el gran guitarrista flamenco que es desde hace muchos años. Ha sido premiado por todas las peñas flamencas, premios que incluyen algunas insignias de oro. Premios de TVE, Premio Grammy 2002 al mejor álbum flamenco y muchos más. Su toque ha sabido combinar el clasicismo con las corrientes innovadoras. Desde hace años se le considera un referente en el acompañamiento al cante clásico. Ha participado en festivales europeos en Francia, Bélgica, Holanda, Italia, Alemania y Suiza.
En el concierto del sábado pasado fue mucho más que un acompañante. María José tuvo la sabiduría de compartir solos de cante y guitarra, aparte de los solos introductorios a cada cante. Hubo un diálogo de cuerdas constante durante todo el concierto. Se puede decir que la guitarra tuvo tanto protagonismo como el cante. En la mayoría de los palos, actuaron a dúo, dúos revestidos de toda la solemnidad de lo más jondo del arte flamenco que enriquecieron el concierto. Nunca se puede olvidar que el pilar más importante de este arte radica en la belleza y las emociones de la música de la guitarra. Por eso la guitarra puede actuar sola en concierto, el cante y el baile necesitan de su acompañamiento.
Los palmeros Montoya y Maya se lucieron en los cantes más festeros, en las Alegrías y la fiesta por bulerías que cerró el concierto.