Del Foro de cooperación en San Sebastián, a los festivales de Venecia y Toronto y regreso a Donostia clausurando fuera de concurso Horizontes Latinos, ha llegado “La llorona” tercer largometraje de ficción del guatemalteco Jairo Bustamante.
La célebre leyenda mexicana de “La llorona”, inmortalizada en canción popular por Chavela Vargas, ha dado lugar a múltiples y variadas versiones en el cine. La leyenda de esa madre que llora a sus hijos muertos, la ha transformado Bustamante en una metáfora sobre la pachamama, esa madre tierra guatemalteca en donde el genocida y dictador Ríos Montt asesinó a tanta gente, siendo juzgado y condenado por crímenes contra la humanidad, aunque su condena fue anulada después.
Bustamante ha preferido utilizar en su película otra y hermosa versión de la célebre canción, “La llorona de los cafetales” de Gaby Moreno que, con la misma música, nos dice entre otros versos: “Convierte tu angustia en calma, llorona, y la madrugada en rocío… en tu tierra ensangrentada, llorona, sollozos de un pueblo herido, de tu voz silenciada arrebataron tus sueños llorona, pero tu fuerza quedó…”. La leyenda misógina original de “La llorona” se transforma así en instrumento para recuperar la memoria histórica.
“La llorona” es una poderosa propuesta cinematográfica contra la impunidad de los genocidas, lo que tiene evidentemente lectura guatemalteca pero también universal, pues plantea la necesaria demanda de justicia y reparación de los crímenes cometidos por las dictaduras.
El punto de vista muy original del relato consiste en situar la acción en casa del dictador, rodeado y protegido por su familia, en espera del proceso, mientras los manifestantes rodean el lugar al grito de “asesino”, y los fantasmas de ese pasado reciente penetran en la casa y en las pesadillas de la esposa (interpretada por Margarita Kenefic, veterana actriz de teatro en Guatemala) y de la hija (Sabrina de la Hoz, fotógrafa y diseñadora guatemalteca, que tiene ya en su haber dos películas como prometedora actriz).
Los personajes de madre e hija del dictador resumen con intensidad esa ceguera y negación con respecto a los crímenes y genocidio en Guatemala, que persiste todavía hoy, pero que van poco a poco a tener que admitir, muy a pesar suyo, cual es la verdad.
Bustamante ha optado aquí por una lograda mezcla de géneros, en donde el carácter documental y documentado de su relato, de los horrores, violaciones, torturas y asesinatos cometidos, adopta formas de cine fantástico con la llegada al lugar de Alma (María Mercedes Coroz, quien actuó ya en “Ixcanul” y en “Temblores”), una joven criada indígena, que será la justiciera, esa llorona que viene a vengar a sus hijos.
Como en sus dos anteriores películas, Bustamante muestra en “La llorona” el contexto social y político en que vive Guatemala todavía hoy, tras ese doble genocidio contra la oposición política a la dictadura y contra la población maya, despreciada y discriminada.
Recordemos que con el pretexto de la guerra contra la guerrilla, Ríos Montt (con el nombre de Enrique Monteverde en la ficción interpretado por Julio Díaz) procedió a un verdadero genocidio étnico, para expropiar las tierras de esa población campesina.
La película está pendiente de estreno en Guatemala, pero ya tiene distribución en Francia, España y otros países europeos.
Es una pelicula excepcional ,espeluznante,que no dejara de poblar las noches…