Según los datos que publica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, España es el país europeo con mayor porcentaje de trabajadores pobres; es decir, personas que aún con trabajo viven bajo el umbral de la pobreza.
Este organismo establece el umbral de la pobreza en el 50 % de la mediana de los ingresos disponibles en cada país de forma que España, figura entre los países más pobres dado que existe la llamada pobreza laboral que es un fenómeno de recuperación económica junto con la preponderación que son las consecuencias de la llamada recuperación económica española que se atribuye el jefe del ejecutivo, Mariano Rajoy.
Casi el 15 % de los hogares españoles en los que al menos hay un miembro de la unidad familiar que tiene un empleo, viven en condiciones de pobreza laboral, energética, de alimentación y de salubridad. Turquía es el país que va detrás de España (15%), seguido de otros países fuera de la Unión como China (25 %), la India (18,5%) y Costa Rica (15,9%).
En el caso de los jóvenes el informe apunta la crisis permanente de los jóvenes entre 18 y 25 años que están bajo el umbral de la pobreza (un 22.1 %), mientras que los mayores de 65 años, son el 5,9. Este es el resultado de la crisis que ha dejado el partido popular creando una España cada vez más desigual. Los altos niveles de exclusión social, desigualdad y pobreza se miden con el índice de Gini, en el cual, el valor 0 es la máxima igualdad. España por tanto, se sitúa en un 34,5, frente al 31.9 de hace una década. La reducción de las rentas percibidas por el trabajo es uno de los principales factores de aumento de la desigualdad, ya que los beneficios ya se han recuperado y cada vez se distribuyen más en forma de dividendos y no de salarios o de inversión productiva.
El problema no se soluciona solo con la creación de empleo, dado que actualmente hay personas trabajando que son pobres porque sus salarios no corresponden a la media de la Unión Europea. Además, la inactividad, la precariedad, la pobreza laboral sitúa a España en uno de los países en donde cerca de 5 millones de personas tienen aún ingresos muy bajos y sufren las consecuencias de la pobreza energética, el hambre, la desnutrición infantil y la falta de atenciones sanitarias.
Estamos muy lejos de la realidad de Irlanda, Alemania, la república Checa, Finlandia, Dinamarca o Bélgica, países en donde no se conoce la pobreza laboral y cuyas expectativas son muy interesantes para los jóvenes que inician una vida laboral, vida que actualmente no pueden obtener en España.