Aunque expresamente la enfermedad del ocio no se contempla como tal, lo cierto es que los profesionales de la salud, en la práctica clínica, sobre todo en medicina de familia, ven a personas que acuden con un cuadro de angustia y algunas otras afecciones que se precipitan al saber que disponen de vacaciones, jubilación o tiempo libre en general.
No saber cómo desconectar del trabajo y utilizar este para dar sentido a la vida, supone que en la edad de jubilación, el estrés y otras dolencias referidas al sistema nervioso neurovegetativo, provoquen enfermedades psicosomáticas por el exceso de tiempo libre.
El deterioro de la salud y la calidad de vida de las personas empieza a mermar cuando pasados los primeros días de ocio no saben qué hacer el resto del mes. Su rutina diaria les permite establecer contactos sociales y dar rienda suelta a su vida, la propia, y no saben compartir la que tienen en casa; esa que arrastra a los hijos a su familia de un lugar a otro. Este caso aumenta en el caso de haber dejado de trabajar; no tener que volver nunca más puede ser un auténtico dilema.
Planear actividades o el mero hecho de pensar que existe tiempo libre genera a estas personas, trastornos del sueño, depresión y una angustia generalizada. Estos sujetos suelen tener rasgos determinados de personalidad que se enmarcan dentro de las obsesiones. Personas perfeccionistas que necesitan tener el control de la vida, de las horas e incluso de las personas.
La espontaneidad del tiempo libre, la falta de planificación, el exceso de descanso les trastoca su ritmo de vida pautado por comidas, cenas, trabajo y un estrés que no les permite averiguar qué necesitan realmente. Encontrarse con uno mismo, darse cuenta de las necesidades de los hijos, la falta de atención que han tenido a lo largo del curso o no poder confrontar su individualidad, les produce mucho estrés y solamente el trabajoles protege de las enfermedades porque eleva su autoestima y les hace sentirse libres.
En los casos más agudos, sobre todo cuando se ejerce el mando sobre alguna o algunas personas, las personas dejan de ser el jefe para ser uno más y en ese sentido, no se identifican con su verdadero yo; ese que puede tener una vida idéntica al de sus subordinados. Cuando se deja de ser lo que figura en la tarjeta, sobre todo en la jubilación anticipada, los casos de trastornos mentales producidos por el ocio dinamitan enfermedades que pueden incluso provocar la muerte en algunas personas adictas al trabajo.
En el caso de los chicos jóvenes, esta enfermedad llega a ser aguda cuando se ven privados del móvil, de sus historias de instagram o cuando no saben qué trasladar en sus redes porque realmente no hay mucho que contar. No saber disponer del tiempo libre y sobre todo, rellenarlo con el móvil y los vídeojuegos puede llegar a provocarles auténticos ataques de pánico si no se dispone de ello. La nomofobia invade sus vidas y la enfermedad del ocio les hace temer el verano o el tiempo que empleen con sus respectivas familias. Establecer el necesario equilibrio entre familia, amigos y trabajo sería perfecto llegado el tiempo libre; un trabajo que también debemos hacer para lograr no caer en la enfermedad del ocio; cuando el tiempo libre pasa a ser un problema sin resolver.