El disidente cubano Guillermo Fariñas agradeció al comienzo de una rueda de prensa en Madrid que el actual Gobierno de Mariano Rajoy no tenga intenciones de hacer concesiones al Gobierno de Cuba “hasta no dar pasos próximos a una Democracia”, informa Carmen Chamorro.
Guillermo Fariñas en la sede de la Asociación de Corresponsales de Prensa Extranjera en MadridIgualmente, informó a la prensa extranjera que representantes de los grupos parlamentarios españoles en el Congreso de los Diputados, a excepción de la formación política de Izquierda Unida (IU), se reunieron la tarde del jueves para comprometerse firmemente a no apoyar ningún tipo de connivencia con el Gobierno de Cuba, lo que se traduce en no levantar la Posición Común y que de existir la futura elaboración de cualquier otro documento “se les exigirá a las autoridades cubanas, la mejora de los derechos humanos en la Isla, como condición indispensable”.
“IU no ha querido hablar con la disidencia interna, pero ha aceptado que la transición se haga sin complicidad alguna”, añadió.
Según Fariñas, el actual Gobierno español muestra una actitud de tratar de solucionar la situación por la que atraviesa la Isla. Para ello, se emplean dos caminos, con o sin asentimiento y el representante del Grupo Parlamentario Popular en la Cámara Baja, Teófilo de Luis, le ha asegurado que su defensa a una transición pacífica a la democracia va a ser sin complicidades y con el apoyo a miembros de la disidencia interna.
Guillermo Fariñas viajó a Madrid tras recibir en Estrasburgo, de manos del presidente del Parlamento europeo, Martin Schulz, el Premio Sajarov a la libertad de pensamiento 2010. En Madrid estuvo cumpliendo con una apretada agenda de trabajo, antes de partir de regreso a Miami, el próximo domingo 7 de Julio, donde se le practicará una intervención coronaria.
Fariñas sostiene que si Castro no convoca unas elecciones en Cuba en la actualidad, (dados los problemas de índole económica, que se agudizan con la crisis venezolana y dependencia absoluta del financiamiento exterior), es porque «tan solo obtendrían los 150.000 votos de los más comprometidos con el Régimen por las prebendas que reciben habitualmente, incluyendo los que tienen las manos machadas de sangre y que temen ser juzgados algún día».
“Más allá de esta cifra, no existe cantidad de persona alguna que pudieran apoyar a los Castro”, agregó.
Coco Fariñas, psicólogo, periodista, quien protagonizó 23 huelgas de hambre como método de presión para lograr el cambio político en la Isla, aludió a la espiritualidad como resistencia humana, acompañada del convencimiento de llevarla hasta sus últimas consecuencias, así como la existencia de pasos a seguir para poder concluirla con éxito, tales como: que los ruegos sean viables y concretos; intentar que la opinión pública internacional se fije en el huelguista; lograr el respeto del personal médico que “simulan estar con el Régimen” y lograr el respeto de los represores: ”Cuando me senté a analizar qué método podía resultar más dañino a mi Gobierno, me di cuenta que el recurso de la huelga había que extraerlo del ámbito carcelario y trasladaron al cívico”.
El disidente isleño quiso hacer hincapié en que la comunidad internacional no sea optimista ni cómplice con el gobierno cubano, sino que trate de hacer metodología para fortalecer los tejidos de la sociedad civil cubana: “Cuanto más fuerte sea el entretejido social, menos vulnerable será a la represión gubernamental”.
Fariñas, quien se debe al movimiento de relativa reciente creación, la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), mostró miedo a su vuelta a Cuba por las represalias a las que se ha expuesto de parte de la Seguridad del Estado: “Tengo miedo de regresar a Cuba, pero más miedo me da defraudar a mis hermanos de lucha. Queremos modelar un país sin caudillo y convertirnos en una organización de masas, portavoces de las demandas de la ciudadanía, porque lo importante es poner a la Patria por encima de cualquier cosa”.
La UNPACU, según Fariñas, se ha ido consolidando como una fuerza presente en toda la Isla, con miles de activistas, de acción pacifista y de corte humanista, que aboga por una verdadera transición, dado que la tensión que genera una falsa transición entre el pueblo de la isla y el estatus político, está tomando un derrotero que lógicamente habría que reconducir hacia la reconciliación nacional, el diálogo de igual a igual entre todas las tendencias y la creación de una verdadera democracia, y no hacia la tensión y la creación de mayores atropellos de derechos, «como ocurre en la actualidad».
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