Guillermo Fariñas ha recogido este 3 de julio en la sede de Estrasburgo del Parlamento Europeo el Premio Sájarov a los derechos humanos por su contribución a la apertura democrática en Cuba, que se le otorgó en 2010, al levantar el Gobierno cubano la prohibición de salir del país a disidentes políticos.
Según informa Euronews, Fariñas ha advertido en su discurso que no baraja la opción de rendirse: «vamos a continuar nuestra lucha no violenta. Nosotros somos el cambio porque representamos el poder de un pueblo que no se resigna a vivir sin las libertades que ustedes disfrutan y ejercen en esta Cámara. Cuba será libre no por concesión de sus gobernantes sino por la voluntad de sus ciudadanos”.
Fariñas, doctor en psicología y periodista, escuchó en la ceremonia, del vicepresidente de la Eurocámara, el socialista italiano Gianni Pittella, que «no está usted sólo en este largo viaje hacia la libertad y la democracia».
En declaraciones a los servicios de prensa del PE, Fariñas dijo que «en lo personal, los actos violentos contra mí producidos por los miembros de seguridad del Estado o por los paramilitares se han reducido. Pero aún así, se siguen produciendo muchas encarcelaciones».
Agregó que la importancia del premio reside en que cada vez que un cubano de la sociedad civil recibe un galardón por defender los derechos humanos, el Gobierno cubano es puesto en evidencia ante el mundo y ante las instituciones democráticas.
Fariñas manifestó que los disidentes cubanos que pueden salir ahora de Cuba «somos los más conocidos y, por lo tanto, la propia opinión pública internacional nos protege. Pero no ocurre lo mismo con los opositores que son menos conocidos. En estos momentos, hay 101 presos políticos en Cuba cuando en 2010 quedaban solamente 38. Además, el Gobierno cubano sigue cometiendo diariamente actos violentos contra los opositores al régimen; el cual no ha modificado, en absoluto, sus leyes».
Añadió que «cuando la discrepancia política no sea un delito podremos decir que algo está cambiando en Cuba. Para ello, debemos ser capaces de movilizar cada vez a un mayor número de ciudadanos, para conseguir que el Gobierno no pueda reprimirnos y podamos cambiar la situación sin derramamiento de sangre».