El domingo 4 de noviembre de 2018 ha fallecido Kateryna Gandziouk, ucraniana de 33 años, activista anticorrupción, a quien un desconocido arrojó a finales de julio pasado un litro de ácido sulfúrico sobre el cuerpo.
“Los detalles de su muerte se conocerán pronto», ha publicado en Facebook un grupo que venía facilitando con regularidad noticias sobre la salud de la militante y los avances en la investigación abierta para encontrar a su agresor. En los últimos tres meses le habían practicado once operaciones quirúrgicas para intentar remediar las graves quemaduras que el ácido le causó en el 30 % del cuerpo.
Kateryna Gandziouk, popularmente conocida como Katya, concejal en el ayuntamiento de Kherson, en el sur de Ucrania, quien denunciaba la corrupción en la delegación regional del Ministerio del Interior, ha sido objeto este lunes de un homenaje delante de ese mismo ministerio: «Todos nosotros hacemos lo mismo –ha explicado Oleksandra Matviychuk, militante de los derechos humanos– intentamos reformar nuestro país aprovechando la oportunidad que se abrió con Maidan, la revolución de la dignidad. El atentado contra Katya es una señal dirigida a toda la sociedad, a las personas que, en todos los niveles, intentan resistir en nuestras ciudades y pueblos a los intentos del gobierno para restablecer el sistema antiguo”.
En declaraciones al corresponsal de Euronews, el analista político Aleksander Solontay confirma ese sentimiento de inseguridad: “Las personas implicadas en actividades de la sociedad civil saben que los activistas como Katia son ahora objetivos en Ucrania”.