Esta es una noche muy especial para el bailaor y coreógrafo Eduardo Guerrero, porque presenta en primicia absoluta mundial, en el mítico tablao madrileño Corral de la Morería, su nuevo espectáculo Onírico, creado para este espacio, tablao y sala, transformada para la ocasión en espacio escénico.
Eduardo Guerrero, estrella mundial del baile flamenco, de raíz y de vanguardia. Premio Desplante del Festival Internacional de las Minas de La Unión 2013. Premio del Público del Festival de Jerez 2017. Único bailaor de flamenco invitado por el Ballet Bolshoi de Moscú como solista.
Estamos en el Corral, una hora antes de que comience su espectáculo, para grabar una conversación en la que está dispuesto a traspasar cualquier frontera, dispuesto a soñarse a sí mismo como en un viaje que es tanto fantasía como realidad.
Teresa Fernández. Eduardo, esta conversación empieza necesariamente por lo que inicias esta noche en el Corral de la Morería, un sueño transformado en realidad con el que vas a contribuir a la historia de este tablao y a la historia de Madrid. ¿Cuánto tiempo vas a estar?
Eduardo Guerrero. Tres meses, hasta el 24 de febrero
TF. La dirección del Corral te pidió que crearas un espectáculo destinado a ser estreno mundial absoluto. Pero supongo que no te pidió un tema concreto. Onírico ¿es idea y creación tuya?
EG. Este es el único tablao donde he estado y tantas veces soñado como un corral diferente al que yo veía y vivía. Muchas noches me sentaba con Doña Blanca (del Rey) y me contaba muchas cosas que ya habían ocurrido anteriormente en mis sueños Era como si ya hubiera vivido antes las cosas que ella me contaba y pensaba, ¿serán cosas que estoy soñando porque alguien me las ha contado antes? ¿Qué será todo esto que ya está impreso en mi mente? Había sueños de un espectáculo que yo quisiera crear para este lugar. Y ella me decía, “tienes que hacer algo que sea un sueño aquí, en el Corral de la Morería, que sea una experiencia única e irrepetible, que nunca más podrás vivirla en otro lugar.”
TF. Y ahí empezó la génesis de tu sueño.
EG. Ahí empecé a pensar “esto tiene que ver con los sueños, tiene que ser algo especial, que sea especial cada noche y cada noche diferente para las personas que vengan a verlo. Y el resultado es que aunque hay un guión hecho para el espectáculo, cada noche se verá un espectáculo diferente. Por ejemplo, hay una bailaora invitada cada semana, porque quiero que cada bailaora traiga su sueño al Corral de la Morería y así sumarle una cosa nueva.
TF. Así que el único invitado permanente es tu maestro de ceremonias, Fernando Soto, que canta entre el público el chotiss Por la calle de Alcalá al tiempo que ofrece a cada mesa una vara de nardos.
EG. Fernando Soto es el maestro de ceremonias permanente. Siempre creí mucho en él y esa era una idea clara, la de alguien que dirigiera esta orquesta y que lo hiciera de modo especial, alguien que realmente ya no existe en los tablaos. Antes sí, con Lola Flores y La Chunga por ejemplo, con ese tipo de genios que daban su pincelada y dejaban el lugar lleno de olores y sabores. Por eso, al repartir nardos que generen ese estado de olor, se crea el primer sueño en la sala. Una flor tan de Madrid,. con esa copla tan madrileña. Fernando no está para entretener al público. Está para crear, para dar la bienvenida al público con un sueño. El espectáculo empieza como una proyección onírica y al mismo tiempo real.
TF. Esta noche, esta semana, bailará Macarena Ramírez. En estos tres meses, ¿qué otras bailaoras soñarán contigo en Onírico?
EG. Ya ha estado Macarena Ramirez, después vienen Lorena Franco, Agueda Saavedra, Salomé Ramírez, Isa Coloma, María Moreno, y así sucesivamente…Todas son bailaoras que creen en este sueño.
TF. El orden de palos, ¿se mantiene?
EG. El orden de los palos es permanente, como una forma de pertenecer a mi sueño, a como yo había visto ese sueño, es lo único que mantengo, la secuencia de los números por la fuerza que tienen, porque cada uno está ligado a mi forma de caminar por el cuento, hasta desembocar en el carro de la seguiriya encima de una mesa, como bailaban los antiguos, agarrado a esa columna que pide salir del escenario, reforzando su presencia en el Corral de la Morería. Yo siempre he hablado de esa columna y Doña Blanca me dice: “Eres el único que ha sabido integrar esa columna en una coreografía. Todo el mundo ha protestado de esa columna, han pedido que la eliminemos, pero tú la has integrado en tu coreografía. Y eso es un sueño. Mi marido amaba esa columna* y sigue ahí porque pertenece al Corral. Tú la integras y eso para mi es crear un sueño y dar vida a algo.”
TF. Dime que es lo que vives diferente cada noche.
EG. Aunque las pautas estén hechas, yo permito a mi cuerpo momentos de libertad, de improvisación y sé que la gente capta la predisposición con la que llego y la sensación con la que salgo. Puedo venir con un caos en mi mente, pero escucho esos taconcitos de doña Blanca que suben la escalera, escucho su forma de presentarme y yo sé que ella la trae en su corazón. Así que aunque yo llegue en el caos, su energía me arrastra cuando me dice, “Edu, demuestra hoy tu arte”. Y “Edu, no olvides que estamos aquí para vivir tus sueños y el sueño del Corral de la Morería.” Y entro en esos sueños…
TF. Desglosa la técnica del sentimiento, emoción o duende en porcentajes.
EG. Siempre intento equilibrar la balanza, intento que no supere la técnica a lo que siento. Sé que soy un bailaor muy técnico, pero también de sentimiento y cuando me excedo en el sentimiento, olvido que mis bailes se han creado bajo una técnica muy exigente y que yo mismo creo en esa exigencia. Por eso, siempre intento valorar el peso de la técnica y el del sentimiento. …
TF. Cuando bailas se te ve tan concentrado…¿conectas con el público, le ves?
EG. Tengo mucha facilidad para conectar. Hay momentos en que hago un barrido por el público con la mirada. También es verdad que entro en momentos de trance en los que no soy consciente de lo que está ocurriendo en mi cuerpo y veces que me pregunto, ¿eres tú o no quién está ahí? porque a veces veo cosas en las que no me reconozco, no encuentro mi persona, aunque sepa que soy yo, pero entro tan dentro de mí que soy incapaz de contar qué ocurre ahí dentro.
TF. Me encanta ese vestuario tuyo, tan colorido, tan pegado a tu piel, que muestra la vibración de cada músculo de tu cuerpo…
EG. Siempre cuido mucho mi vestuario. Me visto como los bailaores tradicionales de toda la vida, juego con los colores para incorporar la vanguardia a la tradición, verde, blanco, amarillo, morao, rosa. Me gusta utilizar colores de actualidad. Hace poco Ágata Ruiz de la Prada me dijo que quería hacerme un traje con sus diseños, introducir en un traje de bailaor su mundo creativo, sus ideas, nubes, corazones y lunares, pero en diseño de bailaor. Ella me felicitó y me dijo que me podía convertir en su musa, porque encontraba que mi físico era perfecto para sus ideas. Le dije “Yo tengo un cuerpo de bailaor” y me respondió “es más que un cuerpo de bailaor, es también como tú llevas el traje de bailaor”.
TF. Tu espectáculo dura exactamente una hora y diez minutos. Y después de este periodo de Onírico en el Corral ¿vas a presentarle por teatros del mundo, donde se espera que un espectáculo dure por lo menos hora y media larga? ¿Tienes un proyecto de extensión?
EG. Esto un estreno mundial, es un hermanamiento que hago con esta casa. Si “Onírico” tiene que volar a los teatros estará abierto a que vuele a los teatros. Pero en esencia esto es el sueño del Corral de la Morería. Lo onírico que luego se presente en otro lugar será otro sueño. Pero es aquí donde hay que venir a ver este espectáculo, porque el diseño está hecho para este lugar. Y es maravilloso sacarle el partido que le he podido sacar en un espacio como este, sin quitarle espacio a nadie, ni agredir con imágenes de proyecciones, todo muy sutil y si esto va al teatro estoy seguro que será otro tipo de sorpresa, no va a ser lo de aquí, seguirá llamándose Onírico, seguirá teniendo cena y buena gastronomía,** buen vino, buen arte y si tengo que subir a la gente al escenario a vivir la experiencia será porque no habrá patio de butacas, será que todo el mundo se sentirá dentro del espectáculo.
TF. El próximo 27 de Febrero presentas en el Festival de Jerez Sombra efímera, segunda parte de ese proyecto de investigación que empezó con A solo piece for a flamenco dancer ¿ habrá una tercera Debajo de los pies en 2019?
EG. Este es un proyecto de colaboración que hago con Mateo Feijóo[3] en el que queríamos trabajar con las artes plásticas, ver cómo mi cuerpo reaccionaba al sacarlo de mi espacio de confort que es el teatro. Creo que lo onírico también forma parte de este proyecto, porque al final estoy saliendo de la escena para ver en qué estado me encuentro. Siempre soy el eje, lo que cambia es lo que envuelve al espectáculo.
En Amsterdam se hizo un proyecto de investigación dentro de una capilla, a ver como sonaba el eco que tenía la capilla y los recursos que podía encontrar en la capilla. Colocamos a todo el mundo de pie, no había escenario, solo había zonas puntuales donde la gente podía acercarse a ver, había proyecciones de la ciudad.
Ahí empezamos a investigar sobre la imagen, la sombra, y las formas de interactuar con el público alrededor. Luego fuimos a la Bienal de Sevilla con la burbuja, con “Sombra efímera” que es un proyecto de arquitectura plástica, y ahí estuvo el arquitecto Marco Canevacci.
La burbuja se mantenía en el aire y yo estaba dentro de la burbuja. Todo el escenario estaba cubierto de sal, así que trabajábamos en un estado no habitual. Y la gente, 120 personas vivieron esa experiencia en medio de la calle, fuera de la burbuja, donde ocurre la vida real. Aunque estemos en la calle, estamos en un espacio aislado de lo que ocurre alrededor.
Dentro de la burbuja vives una experiencia en la que el tiempo se ha parado, totalmente ajeno a la realidad exterior que sí vive la gente que está fuera. Por eso se ha llamado “Sombra efímera”. Y cuando eso termina, ahí no ha habido nada, burbuja ni espectáculo, solo la sombra de lo efímero.
Luego hemos ido a Bogotá donde hemos estado haciendo otro proceso de investigación, en un espacio diáfano, tipo unas naves. Esta vez la gente accedía al interior y yo transitaba entre ellos y Mateo para probar una vez más cual era mi situación, decidió poner en vertical, en el centro de un espacio rectangular, unos listones en forma de cruz, donde yo nunca pudiera hacer diagonales ni carretillas, siempre tenía que trabajar en cuadraditos, siempre tenía que ir saltando de uno a otro, creando espacios o microespacios donde poder desarrollar la danza.
TF. Alucinante. Y ¿Cómo te has sentido dentro de ese experimento?
EG. Bien, porque Mateo ha pensado en mi comodidad, haciéndome descubrir hasta donde soy capaz de llegar a crear y desarrollar mi arte. Todo lo ves tan cómodo, tan fácil, le gusta ponerme a prueba, ver como reacciona mi cuerpo y lo que voy a ser capaz de sacar de mí. Y como yo no soy de decir que no, me sorprendo y él también se sorprende…
TF. Da la impresión de que tú disfrutabas bastante en esa situación.
EG. Yo soy así, me gusta saber qué pasa fuera de mi zona de confort, cuando todo es diferente y descubro que pasan cosas, que no todo es perfecto, que hay imperfecciones que son perfectas, que yo quería hacer algo así, pero me salió asá, porque mi cuerpo en ese momento pidió eso. No cómo lo había imaginado sino como lo ejecuté en ese instante, cómo perdí la noción del espacio, de las cajas, del público, del telón, las luces. Te quitan todo eso y es como empezar de nuevo.
TF. Te dejaste llevar por la situación, te abandonaste a lo que pasara…
EG. Sí. No iba a pasar nada y lo que pasara iba a ser bueno. Porque no había nada que pudiera hacer. Mateo me lo explica mucho. Todo lo que te ocurra va a ser para ti, porque vas a aprender, esto es nuevo para ti y te va a gustar y vas a querer buscar otra cosa y ahí está la creatividad, el genio, dónde descubres que la vida tiene cosas nuevas que no son las cosas que imaginabas que tendrían que ser.
Por eso aquí en el Corral, cuando me subo a la mesa para bailar la seguiriya, no sé lo que va a ocurrir, pero sé que a la gente que está ahí fuera, le van a pasar cosas que a mi también me gusta que me pasen.
Me subo a la mesa y me pregunto ¿Qué va a pasar? ¿La mesa se va a caer, o yo me voy a caer?
Pero ahí está ella, en el escenario, abrazada a la columna, pero dispuesta a acogerme si hace falta. Eso mantiene al público en tensión, el sentido de riesgo que supone saltar del tablao a la mesa y de nuevo al tablao. Me gustó tanto la experiencia que disfruto cada vez en ese tránsito.
TF. A mi me dejaste sin palabras. Ahora volvamos a Debajo de los pies. ¿Me puedes dar alguna primicia?
EG. Estamos al principio de la indagación. Todo lo que está ocurriendo con Sombra efímera, con episodios diferentes en cada lugar, creo que cuando al final tengamos todas las sombras, tendremos la suma de lo que será Debajo de los pies. En Jerez veremos otra sombra efímera en el Teatro Villamarta. Vamos a trabajar con una arquitecta holandesa que está creando la escenografía de la pieza. Creo que será maravillosa.
TF. Me estás poniendo los dientes larguísimos. Pero entonces las sombras pueden alargarse muchísimo, casi ad infinitum. Y entonces Debajo de los pies…
EG. Debajo de los pies será el compendio de todo el proceso que estamos trabajando con Sombra efímera. Todo lo que ocurra en 2019 será Debajo de mis pies. Por ejemplo, Onírico será una parte de la sombra efímera de lo que luego formará una parte de Debajo de los pies. Ahora mismo, estoy por las mañanas en Nave Matadero trabajando con Feijóo en la continuación del proyecto. Nosotros no hemos concebido esto para ningún teatro, sino para lugares alternativos donde no haya concepto de teatro, aunque al final en Jerez se hará en el Villamarta para que no nos sorprenda una climatología de lluvia o viento. Queríamos llevar la burbuja pero…no es posible.
TF. Veo que sigues representando mucho tu espectáculo Guerrero, tu Premio del Público del Festival de Jerez 2017, un trabajo impactante. Que es el final de una trilogía que empezó con De Dolores, siguió por El callejón de los pecados y culmina con Guerrero.
EG. “De Dolores” era un homenaje a mi abuela, que incluye las piezas con las que yo empecé con mi maestra Carmen Guerrero. A las dos, a mi abuela porque fue la que apostó porque yo bailara, a Carmen porque me enseñó tantas cosas.
Con “Guerrero” quería hacer un homenaje a las mujeres. Hay una frase, “Vencer sin batallar” que me dio la pauta para crear al Guerrero, porque daba continuidad a lo que pasaba en esa historia japonesa del s. IV a.C. Es la lucha de la mujer, que nunca se deja vencer, en una lucha que no es de guerra sino de sentimientos.
Es la frase para la humanidad, ¡solo hay que ponerla en práctica! No quería que hubiera ni maltrato ni abuso a la mujer, ellas son las que me guían a mí, ellas me cantan lo que yo estoy sintiendo y tuve la gran suerte de contar con tres cantaoras dispuestas a todo, a ser mis bailarinas, a ser parte de mi coreografía y al final creamos unas piezas maravillosas.
Son tres de mis cantaoras favoritas, Samara Montañer, Anabel Rivera e Isa Fernández. Cada vez que vamos a hacer el Guerrero ellas están felices, disfrutamos del espectáculo y nos decimos ¡cómo se puede disfrutar tanto!
TF. Se acabó nuestro tiempo. Eduardo tiene que irse, apenas le queda tiempo de vestirse para salir a escena. Gracias amigo, también aquí has superado todas las expectativas, también aquí eres un artista de excepción.
- Manuel del Rey, fundador del Corral de la Morería en 1956.
- Estrella Michelin Jefe de Sala 2017 y Estrella Michelin 2018 al chef del Corral de la Morería, David García.
- Director de Naves Matadero.