Una de las obras inmortales de la literatura universal, la “Divina Comedia”, de Dante Alighieri (Florencia, 1265 – Rávena, 1321), ha conocido numerosas ediciones a lo largo de los siglos, desde la difusión de los primeros manuscritos del “Infierno” de 1312 y la primera edición impresa en 1472.
A España, que fue el primer país en traducir a Dante, llega ahora, a cargo de la editorial Acantilado, la que tal vez sea la más completa editada en nuestro país, con traducción, prólogo y comentarios del poeta y catedrático de literatura José María Micó, quien afirma que la “Comedia” es el libro más extraordinario de la cultura literaria europea.
En un país en el que se han venido prodigando excelentes traducciones (recordamos ahora la de Ángel Crespo para Seix Barral, la de Abilio Echevarría para Alianza Editorial, la de Luis Martínez de Merlo para Cátedra, en gallego la de Darío Xohán Cabana para Edicións da Curuxa y en catalán las de Josep María de Sagarra y Joan Francesc Mira), la de Acantilado mantiene, además, el título original de “Comedia” con el que Dante tituló su obra: el nombre de “Divina Comedia” se comenzó a utilizar desde que Boccaccio la publicara con este calificativo en la edición veneciana de 1555.
Los orígenes de una obra maestra
Dante Alighieri conoció a su amada Beatriz cuando tenía nueve años, pero ya entonces sintió por ella algo más que una atracción juvenil; fue una fuerza violenta que lo poseyó y que se acrecentó cuando nueve años después volvió a verla.
Este sentimiento que experimentó intensamente a lo largo de su vida no lo dio a conocer hasta dos años después de la muerte de Beatriz en un libro de carácter autobiográfico, “Vita Nuova” (Vida Nueva), escrito hacia 1292, en el que Dante recoge desde sus poemas de los años juveniles hasta aquellos en los que comienza a expresar su dolor por la muerte de la amada.
En “Convivio” (Banquete), una obra escrita entre 1304 y 1307, Dante también busca a Beatriz, ahora a través de la Filosofía en su sentido medieval (metafísica, astronomía, ética y política). Aquí el poeta transforma la literatura en un poderoso instrumento de cultura del que Beatriz es guía. Lo será ya hasta los últimos versos de la “Comedia”.
Viaje a ultratumba
A los 35 años (a mitad del camino de la vida) Dante inicia en 1307, desde su exilio en Rávena, la composición de la “Comedia”, un largo poema en primera persona en el que el autor sigue buscando a Beatriz, ahora en el otro mundo, a lo largo de un viaje imaginario a los tres reinos de ultratumba. El poeta Virgilio (que simboliza la razón) lo acompaña en el infierno; Beatriz (la gracia) lo guía por el purgatorio hasta el paraíso, y San Bernardo (la gloria) lo lleva hasta la contemplación de Dios.
De este modo el viaje se inicia en el infierno, una materia “horrible y fétida” en palabras del autor, y termina en otra, el cielo, “próspera, agradable y deseable”. De ahí el nombre de “Comedia” que Dante decidió como título: en esa época una comedia era una obra que empezaba mal y terminaba bien.
A diferencia de la mayoría de las obras, que todavía se escribían en latín, Dante escribió la “Comedia” en el lenguaje vulgar de la época, el toscano, con el que consiguió, según comentarios ilustres, la más bella manifestación que ha logrado jamás la lengua italiana. La “Comedia” marca el origen de la literatura moderna, la literatura de ideas.
Una obra alegórica
La “Comedia” es una obra simbólica y alegórica sobre el más allá, orientada hacia la salvación del alma y el conocimiento espiritual de Dios, aunque es al mismo tiempo una metáfora de este mundo, del mundo en el que vivía Dante.
Uno de los simbolismos más presentes en la obra es el trinitario. El número tres, y su múltiplo el nueve, protagonizan este simbolismo de manera matemática. Así, la obra, escrita en tercetos, está dividida en tres partes que representan la Trinidad, y cada una de ellas se compone de nueve círculos (el Infierno), nueve partes (el Purgatorio) y nueve cielos (el Paraíso), que se desarrollan a la vista del lector durante los siete días que dura el viaje, una cifra que es también una alegoría que representa los siete días de la Creación, las siete virtudes teológicas y los siete pecados capitales.
Tres son también los guías de Dante, tres los escalones que llevan al Purgatorio y tres (la noche, la mañana y el mediodía) los tiempos simbólicos en que transcurre la obra. Dante es interrogado por San Pedro sobre la Fe, por Santiago sobre la Esperanza y por San Juan sobre la Caridad.
Infierno, cielo, purgatorio
El canto del ‘Infierno’, el primero, nos presenta a un Dante perdido en la selva del mal y asaltado por tres fieras que representan el pecado. En esta situación encuentra al poeta Virgilio, que lo guía a través de un abismo en forma de cono invertido dividido en nueve galerías o círculos (el primero es el limbo, donde están los inocentes no bautizados) en los que sufren terribles castigos los condenados, distribuidos según categorías: avaros, iracundos, perezosos, herejes, violentos, simoníacos, hipócritas, ladrones, falsarios… En el fondo del último círculo está Lucifer, representado por un monstruo con tres rostros cuyas bocas trituran a los pecadores.
Los condenados añoran los bienes terrenales (la naturaleza, la familia) y manifiestan su dolor sin esperanza. Este espacio está poblado de elementos de la mitología clásica y del mundo pagano.
El Purgatorio es una montaña dividida en nueve círculos donde las almas se purifican para poder acceder al Paraíso.. En el Purgatorio hay gente inteligente que recuerda la belleza de este mundo mientras espera la gloria del otro. También están aquí los arrepentidos en trance de muerte, los fallecidos de muerte violenta y los príncipes negligentes.
Virgilio desaparece aquí y aparece Beatriz, que va a conducir al poeta hasta el Paraíso, formado por nueve cielos móviles, nueve espacios en los que se sitúan los justos, los laboriosos, los amantes, los mártires o los sabios. Y a continuación de estos está el Empíreo, un décimo cielo espiritual reservado a los santos.
Con Beatriz asciende al cielo, el reino de la paz, de la filosofía y del amor, aunque para mostrarle la visión de Dios y comprender los misterios de la Encarnación y de la Trinidad, es acompañado por San Bernardo.
A lo largo del viaje por los tres estados van desfilando personajes históricos, desde papas y emperadores a parientes, amigos y enemigos, unos reales y otros de ficción, a los que Dante sitúa en el infierno, el purgatorio o el paraíso según la opinión que sobre ellos tiene formada el poeta florentino.
De ahí que la “Comedia” sea también un canon acerca del sistema de valores de un Dante que se apartaba de los dictados oficiales del Vaticano, como demuestra la prohibición por la Iglesia de algunos de sus escritos.