Jeff Bezos, de 54 años, fundador, propietario, presidente y director general del gigante del comercio en línea Amazon se ha convertido, el lunes 7 de enero de 2019, en el hombre más rico del mundo, según la revista Forbes, con un capital estimado en 177 mil millones de dólares.
Bezos es también fundador de la empresa aeroespacial Blue Origin, que hizo sus primeros vuelos de ensayo en 2015, y propietario del periódico Washington Post desde 2013.
Amazon.com, originalmente una pequeña librería digital creada en 1994, tiene hoy un valor bursátil de 797 mil millones de dólares (694.000.000.000 euros) y le arrebata el primer puesto en Wall Street a Microsoft (783 mil millones de dólares), que a su vez se lo había quitado a Apple a finales de noviembre de 2018, según la información que difunden hoy las grandes agencias internacionales.
Las mismas fuentes recuerdan que en estos años transcurridos desde su fundación, Amazon se ha convertido también “en un gigante de la informática desmaterializada (cloud), un creador de productos populares (como la asistente vocal inteligente Alexa) y gestor de una plataforma de música y cine a través de su servicio Prime.
Según un artículo publicado en el diario francés Le Monde en septiembre de 2018, firmado por Frédéric Joignot, un estudio del canal Bloomberg estableció que Jeff Bezos es 2,6 millones de veces más rico que la familia estadounidense media. El personaje “no se ha hecho a sí mismo” como cuentan las leyendas urbanas. Su empresa y sus entregas rápidas “reposan en el esfuerzo continuado de trabajadores mal pagados”: un salario de 5 dólares a la hora inferior al salario mínimo de Estados Unidos. “La mitad de los empleados ganan menos de 23 300 euros al año, cantidad que Bezos gana cada nueve segundos.
En mayo de 2014, la Confederación Sindical Internacional le concedió el título de ‘Peor patrón del mundo”. Según los informes de este sindicato, los empleados de los almacenes caminan 24 kilómetros diarios, tienen derecho a una pausa de seis minutos para ir al lavabo, llevan encima terminales que “chivan” sus menores movimientos y son despedidos si protestan o se sindicalizan.
En cuanto a los cuadros, según una investigación efectuada por el New York Times en agosto de 2015, trabajan ochenta horas semanales, envían y responden correos electrónicos hasta medianoche, son evaluados diariamente por el programa Collaborative Anytime Feedback y firman una cláusula por la que, en caso de dejar Amazón, no trabajarán para la competencia durante dieciocho meses, “lo que les desanima para cambiar de empresa y permite que Amazon congele sus salarios”.