El presidente de Francia, Emmanuel Macron, declaró oficialmente el 24 de Abril como Día de la Conmemoración del Genocidio Armenio. La decisión formaba parte del programa electoral con que se presentó a la Presidencia.
El mandatario hizo el anunció el martes 5 de febrero de 2019 en la cena anual del Consejo de Coordinación de Organizaciones Armenias (CCAF), entidad que reúne a las principales organizaciones de la diáspora armenia.
El mandatario francés aseguró que su nación fue una de las primeras en denunciar “la cacería asesina del pueblo armenio en el Imperio Otomano”. A su vez, agregó que “Francia es, ante todo, un estado que sabe cómo mirar la historia a la cara”.
El país reconoció oficialmente los hechos como un genocidio en el 2001, mediante una ley aprobada por su parlamento. Entre 500 000 y 600 000 personas de origen armenio, la mayoría descendientes de sobrevivientes de la masacre, viven en Francia.
La comunidad armenia en Francia aplaudió el anuncio: «Apreciamos que el presidente haya mantenido su compromiso, es un paso hacia el reconocimiento de más de un hecho indiscutible», dijo el copresidente de CCAF, Mourad Papazian.
El músico André Manoukian dijo sentir «una gran alegría»: «marca un momento muy importante para los franceses de origen armenio, para ver sus problemas representados en la República».
El presidente ya había hablado de su “admiración” por la comunidad franco-armenia mientras visitaba el memorial del genocidio ubicado en París, durante su campaña electoral en 2017.
No obstante, durante el anuncio, Macron fue cuestionado por la venta de armas francesas a Azerbaiyán, que podrían ser usadas en el conflicto de Nagorno Karabaj (Artsaj para los armenios), de clara mayoría armenia: «Francia respeta escrupulosamente las obligaciones derivadas del embargo», justificó el presidente.
Por su parte, Turquía, a través del portavoz de la Presidencia, Ibrahim Kalin, condenó enérgicamente la decisión de Macron. Según Ankara el mandatario francés intenta “tapar su crisis interna” y obtener beneficios políticos ante los “problemas que hay en su país, sirviéndose de la historia”.
Turquía acepta que muchos armenios fueron asesinados bajo el Imperio otomano durante la Primera Guerra Mundial pero niega que estas muertes, que algunos historiadores cifran en 1,5 millones, hayan sido sistemáticamente planificadas y que constituyan un genocidio.