Luis de Luis[1]
Tranquila, relajadamente, el público se va sentado en círculo, formando corro mientras Brays Efe les, nos, recibe y reparte papeles con grases y números, y sopla consignas y desliza instrucciones al oído de cada uno, que, inevitablemente, empieza a sentirse parte del espectáculo.
Y, así, como alrededor de en un fuego de campamento, reunidos y pendientes todos, nos disponemos a escuchar, boquiabiertos, cuentos alrededor de la hoguera.
Cuentos maravillosamente contados por un narrador sensible y emocionado, sensato y comprensivo, que nos cuenta al detalle la historia más grande jamás contada: su vida, tan especial y tan única, que es como la nuestra.
Casi inadvertidamente Brays Efe va haciendo, con mucho cuidado, con enorme mimo ( en los que se nota la experta mano de Pau Roca) un delicado encaje de bolillos enumerando ( con la ayuda del público que las canta como en un bingo) las vivencias valiosas acumuladas durante una vida marcada por momentos trascendentales que revive – por dolorosos que sean – escogiendo como intérpretes a selectos espectadores.
Brays Efe – que absorbe por cada poro y melancólico texto de Duncan Mcmillan – no para, se infiltra entre las butacas, se recorre el proscenio, es actor principal y secundario, colega, amigo e intérprete de todos y cada uno de los espectadores en esta espléndida función, catárquica , triste y disfrutable en cada segundo.
Allá por los famosos años 80 presencie embobado, como hizo toda una generación – a Woody Allen hacer una lista de las cosas que – como dice la canción – hacen que la vida merezca la pena. Ayer, casi cuatro décadas más tarde, vi a Brays Efe hacer lo mismo pero más y mejor. Soy afortunado, he salido ganando. De calle.
- Luis de Luis es crítico teatral
Ficha artística
Reparto
Brays Efe
Autor
Duncan McMillan
Traducción
Adriana Naval
Dirección
Pau Roca
Producción
Rosa Domingo y Jan Vilanova