Premio Gardel 2018, el documental “Charco, canciones del río de La Plata” es un paseo por las dos orillas de ese lugar donde se unen Argentina y Uruguay, y donde el trovador criollo Pablo Dacal, el protagonista de la película realizada por Julián Chalde , se encuentra con personajes fundamentales de la música de los dos países y nos muestra a los herederos del tango y la milonga, pero también del candombe, la murga, la cumbia y el rock.
Como dice uno de los tipos que se vacían charlando en la mesa de un café “lo que pasa es que el rock fertilizó el planeta, los Beatles hicieron el amor con el planeta entero y dejaron hijos por todos lados”.
Herencias que han dado lugar a un género musical único que cultivan Gustavo Santaolalla, Jorge Drexler o Fito Páez, junto a otros nombres menos conocidos y hasta más de setenta músicos argentinos y uruguayos que cantan en vivo para la película, y que tiene sus orígenes justamente en el café –el café como centro de atracción de artistas y polo irradiador de novedades: “Creo que heredamos la tradición de los bares desde la época de Macedonio”- donde se componían canciones, se escribía poesía…” cada uno traía su historia, todos aprendimos de todos, el café era como una gran universidad” donde también se cultivaba el respeto a la tradición “no como un museo sino como herramienta de libertad”.
Para nostálgicos y amantes del tango –“un pensamiento triste que se baila”- y sus secuelas, “Charco, canciones del río de La Plata” es una agradable sorpresa, un momento irrepetible “que ansía abrazar un imposible: describir orígenes, evoluciones, desvíos, márgenes y posibles núcleos de aquello que, a falta de un término superador, suele llamarse “música rioplatense”.
Claro que el film es consciente de esa imposibilidad y, a cambio de un registro minucioso que podría ocupar un tomo de varias toneladas de peso, ofrece un muestrario de ideas, conceptos, ejemplos y anécdotas de la canción popular a ambos márgenes del Río de la Plata, con epicentro en Buenos Aires y Montevideo (…) estilos e intérpretes musicales son expuestos en palabras, letras y melodías a lo largo de poco menos de ochenta minutos” (Página 12).