Prácticamente desconocida fuera de Estados Unidos, «Chick-fil-A» (se pronuncia ‘chiken filet’), la cadena de comida rápida creada en 1967 en el sur del país por Samuel Truett Cathy, se ha convertido en la tercera empresa del sector –por detrás de McDonald’s y Starbucks, en las cifras de negocio de 2018- gracias a su «cristianismo», según un artículo publicado en el digital estadounidense Business Insider, que la ha bautizado como «la iglesia del pollo» (Church of Chiken).
Chick-fil-A presume de que tanto sus valores como su modelo de negocio están basados en la religión cristiana. En un seminario celebrado en 1982, Truett Cathy (fallecido en 2014) definió así la misión de su empresa de «fast food»: «Glorificar a Dios siendo los intendentes fieles de lo que nos ofrece. Tener una influencia positiva sobre cualquiera que entre en contacto con Chixk-fil-A».
«En la práctica dice la información de Business Insider- por un empeño constante de educación, hospitalidad y compromiso local», cualidades que los clientes reconocen y agradecen en la cadena, y por una «característica curiosa en un mundo en que el mercado no se para nunca»: todo los establecimientos permanecen cerrados el domingo, el «día del Señor», aunque eso suponga una pérdida de ventas estimada en mil millones de dólares semanales.
El artículo proporciona también algunos datos de tipo práctico: montar una franquicia de Chik-fil-A cuesta tan solo 10 000 dólares (frente a los más de dos millones en los casos de Burger King, McDolands y KFC», aunque para abrir un establecimiento hay que comprometerse a ser un «apostol», después de pasar una serie de interrogatorios y exámenes que pueden durar hasta un año, y que solo superan el 0,15% de los aspirantes (un índice de selectividad 37 veces mayor que el de la Universidad de Harvard). Después, una vez pasada la selectividad, hay que asistir a reuniones «devotas» en la casa madre de la empresa, en Atlanta; también las franquicias pueden organizar retiros religiosos si lo desean.
Chick-fil-A ha sido objeto de controversias, como en 2012 cuando Dan Cathy, hijo y sucesor del dueño, se opuso públicamente al matrimonio entre personas del mismo sexo. La comunidad LGTBI hizo un llamamiento a boicotear la cadena, lo que no ha impedido que Dan Cathy siga patrocinando organizaciones que se oponen al «matrimonio para todos».
Pero el negocio es el negocio, y esas cosas no le afectan: las ventas de la cadena han pasado en siete años (2012-2019) de 4600 a 10 500 millones de dólares y el número de franquicias casi se ha duplicado (de 1669 a 2363).
pasar mis puntos de chiken filete