Siempre tenemos la duda de contraer una infección por entrar a un servicio que esté sucio. Los bulos en torno a lo que se puede «coger» en la taza son del todo correctos cuando hablamos de infecciones por hongos que es la más habitual.
En el día mundial del retrete, ese habitáculo al que todo el mundo recurre cuando está fuera de casa, la duda y la pregunta siempre recae en la higiene de este. Este puede estar más o menos limpio, pero es materialmente imposible que los residuos que estén en la taza aunque solamente nos pueden dar asco en el estricto sentido de la palabra, no es posible que los microorganismos nos provoquen una infección.
Esto es compatible con que las mujeres, especialmente ellas, tengan frecuentes infecciones de orina frente al varón pero casi siempre por otras razones que nada tienen que ver con el váter. No tener la correcta higiene, limpiarse de la vulva hacia adelante y orinar tras tener relaciones sexuales puede fomentar que estas sean recurrentes así como no cambiarse la ropa interior si esta está mojada o se tienen pérdidas puede aumentar los riesgos de tener cistitis o pielonefritis llegados a casos más agudos.
Contrariamente a lo que se piensa los hongos siempre aparecen por exceso de higiene y no por defecto ya que de alguna forma, hemos alterado la barrera natural que es la flora. Esto provoca que los gérmenes se pueden multiplicar y entonces aparecen las temidas infecciones. Es importante señalar respecto al váter que nunca debes salpicar tu aparato genital con los residuos cuando tires de la cadena porque eso, si puede procurar infecciones posteriores.