Desde el 8 de diciembre de 2019, los restaurantes de Arabia Saudí ya no están obligados a tener dos entradas diferencias –para hombres y para mujeres-, una reforma más oficialmente en favor de las mujeres del país, que «enmascara una represión creciente del poder», según el digital Slate, que se hace eco de la información difundida por la televisión pública británica BBC.
Las autoridades del país han comunicado –mediante unas líneas en Twitter- que los restaurantes ya no tienen obligación de tener dos entradas para separar a los clientes según su sexo. Hasta ahora, todos los restaurantes y cafés del país, uno de los más conservadores y fanáticos de las monarquías petroleras del Golfo, tenían una entrada para las familias y mujeres solas, y otra reservada a los hombres. En el interior, los biombos aíslan a las mujeres.
Esta medida afectaba también a las multinacionales de la restauración, como Starbucks por ejemplo, que en 2016 prohibió que en uno de sus locales entraran mujeres hasta que construyera una pared para separarlas de los hombres.
La medida no es obligatoria, los restaurantes pueden seguir manteniendo dos puertas separadas si lo desean. En el país sigue existiendo discriminación en los establecimientos públicos, como escuelas y hospitales, donde permanecen separados mujeres y hombres.
La información de Slate recuerda que aunque se han producido algunas reformas a favor de las mujeres –como permitirles conducir o asistir a eventos deportivos, así como poder viajar sin permiso del “tutor”, siempre del género masculino (padre, hermano, marido o incluso hijo)- a las mujeres saudíes les queda todavía un larguísimo camino por recorrer hasta conseguir la igualdad. El Foro Econmico Mundial situaba a Arabia Saudí en el lugar 141 (de 149), en su ranking de la clasificación mundial de la igualdad de sexos.
De hecho, todavía en febrero de 2019 supimos de la existencia de una aplicación para el móvil –Absher, “el predicador” en árabe- que es un sistema de vigilancia y permite controlar los movimientos de una mujer, facilitando que padres y maridos (o hermanos e hijos) puedan impedirle viajar al extranjero.