De acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española, el empacho está definido como una «indigestión de la comida» y a su vez, el término indigestión es considerado como un «trastorno que por esta causa padece el organismo», cuando existe un alimento o alguna substancia «que no se digiere o se digiere con dificultad».
Si bien en estos días de navidad se suceden las distintas celebraciones con amigos, familiares y compañeros de trabajo, es necesario conocer cómo tenemos que comer para que no tengamos que atravesar un molesto episodio de empacho por ingerir más comida de la necesaria.
Aunque sean múltiples las causas que pueden provocar un cuadro de indigestión o empacho, existen cuestiones que podríamos evitar para que esta no se produzca inicialmente. La ingestión de alimentos calientes, las cáscaras de frutas, alimentos crudos o no maduros, pueden desembocar en un cuadro de indigestión que solamente está producido por haber comido con precipitación o desordenadamente.
Tambien causa de empacho es dormir inmediatamente después de comer e incluso, otros médicos desde siglos atrás, establecen como causal la realización del acto sexual sin que medie un prudente y aconsejable periodo de reposo posprandial.
Desde el punto de vista clínico es importante la distinción popular que se hace entre empacho «seco» y empacho «húmedo». En el primero, los datos se agregan alrededor de un cuadro de estreñimiento o constipación, mientras que en el segundo, la diarrea es el signo fundamental. Por ello, se invalida la catalogación simplista del empacho es una gastroenteritis caracterizada por la disminución de la consistencia y aumento en la frecuencia de las evacuaciones digestivas.
El llamado hartazgo digestivo suele acompañarse de signos y síntomas gastrointestinales: dolor de estómago, mareos, náuseas, vómitos entre otros dolores. Si no se resuelve pueden añadirse alteraciones diversas como dolor de cabeza, malestar general, pérdida del apetito, fiebre, algunas ocasiones el estreñimiento y en otras la diarrea.
Los tratamientos relativos al empacho se resuelven dejando reposar al paciente y evitando «comer» en los días siguientes comidas copiosas. Una dieta blanda y más bien escasa o solamente con líquidos facilitará la evacuación de todo lo que técnicamente ha producido esa sensación tan compleja de estar lleno. Infusiones de manzanilla, canela, hierba Luisa, poleo menta o hinojo pueden facilitar el descanso del paciente para que se sienta mejor. Hay que evitar aceites, grasas y carnes para que todo se resuelva con normalidad. Es conveniente, si existe fiebre o un empeoramiento que el paciente acuda a urgencias aunque sea un simple empacho la causa de su malestar.
Por supuesto, no comer en forma excesiva, precipitada y en desorden además de hacerlo de forma regular con horarios cotidianos; y no dormir inmediatamente después de cenar, ni tampoco comer de manera inmediata después de haber sufrido un episodio mejorará la vida del paciente que puede sentirse indispuesto hasta siete días.